La soledad de Paula
No es ningún secreto que Paula Fernández no era la candidata favorita de Miguel Ángel Revilla en las primarias del PRC. El expresidente de Cantabria ... siempre ha presumido de haberse mantenido al margen de su sucesión para que fuesen los militantes, y solo ellos, los que decidiesen el futuro del partido con libertad. Pero la realidad no es exactamente así, y tampoco él se esperaba la contundencia con la que los afiliados dieron su apoyo a Paula. Durante aquellos días, por ejemplo, Revilla votó en lugar de abstenerse y, además, maniobró para que miembros de la Ejecutiva avalasen la candidatura de Guillermo Blanco. Un movimiento que provocó una reacción en cadena: Blanco no pasó el corte y Javier López Estrada, alcalde de Torrelavega, se dejó en el camino votos imprescindibles. Algo que Javier Marcano no le perdona a Revilla.
Desde aquel momento, la cúpula del PRC no se ha dejado precisamente la piel respaldando a su nueva candidata. Los vicesecretarios Marcano y Blanco, tras la decepción de aquellas primarias, se han desatendido por completo del asunto. Pero lo más comentado entre los dirigentes del partido es el vacío que Revilla parece estar haciendo a Paula. El expresidente sí ha pedido unidad en torno a ella en momentos especiales, como la fiesta del PRC, pero muchos echan de menos que el todavía secretario general refuerce la imagen y el mensaje de la diputada en el día a día.
Paula tiene un círculo de confianza muy importante en el portavoz, Pedro Hernando; el vicesecretario de Organización, Jesús Ochoa, y un buen puñado de alcaldes, agrupaciones y exdirigentes. Pero en la cúpula es otra cosa muy distinta. El propio Revilla se comprometió –antes de conocer que su sucesora sería ella– a acompañar y estar al lado de la persona que los militantes eligiesen, pero no es eso lo que está ocurriendo en la práctica. Hasta el punto de que el entorno de la candidata no niega este extremo, aunque se muestran discretos y sin ganas de encabronar al líder.
El problema para el PRC es que no puede barrer bajo la alfombra estos problemas internos. Son demasiado evidentes y existe demasiada exposición pública por culpa de los Presupuestos –a Paula no le hace ninguna gracia volver a poner una alfombra roja al PP, al contrario que a Revilla, mucho más proclive– y del próximo Congreso, en el que se elegirá al futuro secretario general.
Existe una fuerte división sobre si deben separarse los cargos de candidata electoral y líder del partido. Y también sobre si Revilla debería optar a seguir siendo el secretario general. Él ha dicho de todo. Que sí, que no y todo lo contrario. Durante un año repitió por activa y por pasiva que ya no lo sería más y solo aspiraba a tutelar el partido desde un cargo honorífico. Pero el pasado otoño dejó la puerta abierta a volver a presentarse. Y lo sigue manteniendo a día de hoy, lo que dejaría la sucesión en el PRC a medias, según la opinión de muchos dirigentes.
Serán los militantes, y solo ellos, los que decidan con sus votos si se instaura la bicefalia en el PRC por primera vez en su historia. Si la rechazan, la lógica dice que Paula sería la nueva secretaria general de forma automática. Y entonces la soledad ya le daría un poco más igual.
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