Menos samba

La gracia de Aragón hijo caló tanto en el imaginario colectivo que hasta el poeta Antonio Luque, en su versión rockera como Señor Chinarro, la tomó prestada para titular un disco. Sin embargo, es posible que el humorista se quedase corto, o que, más allá de la cita de Oscar Wilde, la realidad sea en ocasiones todavía más divertida que la ficción.

Y es que el gobierno de Lula da Silva acaba de sorprender al mundo con una de esas medidas que, más que trending topic bien podrían ser 'trending tropic': durante el Mundial de fútbol femenino, los empleados públicos que se queden a ver el partido de la selección brasileña podrán llegar al trabajo dos horas tarde.

Es de suponer que la medida tendrá gran éxito; vamos, que los funcionarios cariocas van a animar a sus chicas como nunca, porque cada ronda superada será un día más de dispensa. Con propuestas así, Lula va a convertirse en el patrón laico de los empleados públicos, como es para los españoles Javier Moscoso, al que nunca se le agradecerán lo suficiente los permisos de asuntos propios que implantó, llamados desde entonces 'moscosos' en su honor.

Lo que está claro es que aquí mucha pancarta y mucha promesa electoral, pero en estos asuntos estamos en pañales. ¿Es que la selección española no merece el mismo seguimiento que la canarinha? ¿Y las carreras de Alonso? ¿Y los partidos de los españoles en la NBA? ¡Ay, cuánto nos queda por aprender en temas 'sindicales de las grandes potencias!