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Alguien conducía los trenes

La única manera de parar el genocidio en Gaza es que Israel sienta la amenaza real de convertirse en un Estado paria

Jueves, 31 de julio 2025, 07:07

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Historiadores del Holocausto han recurrido a expresiones similares al título de este artículo para poner el énfasis en los miles de civiles alemanes que colaboraron ... en el genocidio judío, sin tener por ello, no ya responsabilidad penal individual, sino sentimiento de culpa alguno. Lo que realmente estremece de la Alemania nazi es que nadie –desde quienes ordenaron, planificaron y ejecutaron el asesinato de millones de personas, hasta los técnicos que fabricaban el ácido cianhídrico con el que se las gaseaba o los conductores de los trenes que las transportaban hasta los campos de exterminio– parecían sentir ningún remordimiento por lo que estaban haciendo. Era, en palabras de Hannah Arendt, la banalidad del mal. Y tanta maldad fue posible porque millones de buenos alemanes consintieron, miraron para otro lado o se engañaron a sí mismos tapándose los ojos para no ver lo que estaba ocurriendo delante de sus narices.

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