De guardia contra la política
En momentos convulsos quizá haya que actuar menos hacia el trampantojo, evitar la dispersión del discurso inútil y pensar que la política está para resolver problemas
Se notan los esfuerzos de los 'jueces y fiscales de guardia' activos (ya sé que son poquísimos, pero conocidos) porque son aliados de una opción ... política y quieren evitar que los zurdos mantengan la sonrisa. Pensadores como los 'tellados', 'peinados', 'hurtados', 'garcías castellón' y demás cofradía mantienen activo ese ambiente tóxico incentivado por el maestro Aznar («el que pueda hacer que haga») que entusiasma a insignes fruteras con mando en plaza. Ya ha dicho el magistrado Enrique López que «el PP tiene el apoyo de la mayoría de la carrera judicial» y los jueces conservadores pedían boicotear el acto de la apertura del año judicial al que asistía el Jefe del Estado.
Presionan e insultan al presidente del Gobierno de España y demandan a su familia abriendo actuaciones que duran años, mientras diseñan un Congreso que confunden con un cónclave vaticano, una campaña con fuerte olor reaccionario y un programa que será difícil de distinguir de ofertas de la ultraderecha. Todo sea por regresar un día a Colón, banderas al viento y prietas las filas. «P´alante», ha ordenado uno de los mentores de este esperpéntico escenario, jefe de gabinete de la amiga de Milei.
El éxito electoral de Trump y su estúpida chulería anaranjada teñida a golpe de dólar avala la utilidad electoral del recurso a los bulos, la mentira y el insulto. El referente de Trump es la derecha alternativa, iletrada y agresiva que lidera la ilustre presidenta madrileña, porque es la maestra de la demagogia y aprovecha el rédito de la agresión verbal, de la antipolítica, de la marginalidad ideológica y sabe cómo superar los silencios y desconciertos de Feijóo y las frases intempestivas de otros portavoces. La desinformación interesada (lo hizo la derecha política con la dana y lo ha hecho con los incendios) conduce a la destrucción de la validez del discurso público. Pero la mentira, aunque se repita un millón de veces, sigue siendo una mentira. «La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero», recordó un día Antonio Machado.
Nos hubiera gustado conocer a un Feijóo con visión de Estado, con más ideas que ocurrencias, con menos pose y con más propuestas que sugerencias; hubiéramos deseado escucharle decir que quien resuelve los problemas en las situaciones más graves es el Estado (las autonomías son Estado) a través de lo público. Hubiera sido útil verle colaborar con una sociedad consciente de que los problemas complejos no se resuelven con frases simplistas o con un brindis al sol y culpando a otros de los errores propios. Los problemas no se resuelven embarrando el campo de juego y culpando de lo malo que ocurre directamente al Gobierno central. Feijóo ha optado por la banalidad anclada en la descalificación del adversario político, pero esa banalidad descalifica a su autor.
Un tal Díaz Poche, del PP en la Asamblea de Madrid, aplaude y legitima el grito «Pedro Sánchez, hijo de puta». ¿Qué más podemos esperar? El líder de la derecha española acecha para dar caza a su presa más codiciada, al presidente Sánchez. No es suficiente pretender dar caza a sus familiares; no importa que no existan indicios probatorios y que todo sean meras hipótesis o rumores. Aznar, asistido por Díaz Ayuso, mueve los hilos. Dan miedo estos 'patriotas': como ese patriota portavoz sindical de la Policía que defiende asesinatos selectivos de delincuentes. ¿Qué opinan de ello Feijóo y algunos jueces en ejercicio?
Conocemos el modelo de engaño de Aznar cuando el atentado terrorista del 11 de marzo de 2004 o la gestión del Prestige que transportaba 77.000 toneladas de fueloil pesado. Un 13 de noviembre de 2002 sonó la alarma y quedó para la historia la contundencia de Mariano Rajoy: «Salen unos pequeños hilitos, hay cuatro en concreto… regueros solidificados con aspecto de plastilina».
La catástrofe ocurrida en la Comunidad Autónoma Valenciana y los últimos incendios le han servido a Feijóo para intentar polarizar aún más la política nacional sin ofrecer una sola idea positiva. Le gusta avanzar en el espacio del populismo redentor. Aún estamos pendientes de conocer su opinión sobre la trama de corrupción de Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda con Aznar y con Rajoy.
Quizá fuera bueno reflexionar sobre las fórmulas de actuar ante las catástrofes en un mundo globalizado. La agresión de la Rusia de Putin a Ucrania es una catástrofe, como lo es el objetivo de Netanyahu y su Gobierno de hacer desaparecer al pueblo palestino. Estamos comprobando que esas decisiones, que son una catástrofe, nos arrastran, porque en momentos de convulsiones quizá haya que actuar menos hacia el trampantojo, evitar la dispersión del discurso inútil, simplificar algo las capacidades de decidir y pensar que la política está para resolver problemas, no para malgastar el tiempo en ruindades.
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