En el ruedo ibérico
Algo ha hecho mal la democracia española para que la derecha conservadora haya perdido su referencia centrista
Los socialistas tratamos de quitarnos de encima el vértigo por los casos de corrupción conocidos a través de los informes de la UCO. Creíamos ... que con lo de Roldán habíamos cubierto nuestra cuota de indignidad y que con la llegada al gobierno en 2018 cimentábamos una etapa de regeneración que nos distanciaba de la corrupción sistémica del PP y su M. Rajoy que nadie acertó a descifrar. Ante lo sucedido, Feijóo y su guardia pretoriana ha archivado una parte de su preocupación por los okupas que allanan nuestras casas mientras vamos a comprar el pan, y en línea con sus amigos de Vox desprecian los derechos que puedan asistir a los inmigrantes, salvo que sean venezolanos residentes en el barrio Salamanca de Madrid, y con Tellado y los obispos piden dimisiones y elecciones, aunque son incapaces de plantear una moción de censura y presentar un programa de gobierno. Cristóbal Montoro, que decía aquello de «que caiga España, ya la levantaremos nosotros», les debiera ayudar en la redacción de ese programa.
Desde su particular patriotismo, lo que le importa al PP es seguir deslegitimando al Gobierno de España. Sabemos que Carlos Mazón no es tan indigno como Santos Cerdán; ni Koldo García es tan apuesto como González Amador y Miguel Tellado, quizá asesorado por Peinado, es el portavoz de un proyecto político en maceración. ¿Por qué el PP, inspirado por Aznar, no presenta una moción de censura?
No puede ser que en este país triunfen los mentirosos, los peinados con toga y puñetas, los comisionistas, los koldos, los defraudadores fiscales, los que trincan porque hay empresarios que pagan mordidas. Los empresarios de la CEOE, incluidos los de Cantabria, no debieran olvidar que siempre que hay un corrupto que cobra una mordida, hay un corruptor que la paga con dinero de la caja de la empresa.
Un juez, apellidado Hurtado, magistrado de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, al parecer un héroe de la derecha política y mediática, durante 10 horas registró el despacho del fiscal general del Estado en una de las intervenciones más criticadas y negativas de la historia judicial del país. Es el juez creador de la 'mesa de Rajoy' por su conocida decisión sobre dónde debía sentarse Rajoy cuando declaró en 2017 en el caso Gürtel, otorgándole un lugar preeminente como nunca se había visto en una sede judicial. El juez se ha propuesto ver al fiscal general del Estado sentado en el banquillo y en ello está.
Y en medio de este maldito jolgorio aparece un día el presidente de Argentina del brazo de Isabel Diaz Ayuso acompañado en la terna por Esperanza Aguirre, y en un llamado Foro Económico junto a todos los asistentes comienzan a gritar «¡Pedro Sánchez, hijo de puta!» y para evitar confusiones añade el de la motosierra: «Contra los socialistas de mierda, yo siempre voy a estar con ustedes».
Algo ha hecho mal la democracia española para que la derecha conservadora haya perdido su referencia centrista y que se haya impuesto una extrema derecha que hizo aproximación a su propuesta de gobierno cuando la esperpéntica moción de censura liderada por Ramón Tamames.
La derecha capitaneada por Feijóo lleva convocadas seis manifestaciones contra el Gobierno de España y mantiene activo ese clima bochornoso de crispación, insulto y fanfarria, pasando del «que te vote Txapote» a «mafia o democracia». No quiere ser acusada de derechita cobarde. Feijóo sigue pensando que no gobernó en su día porque no quiso, Aznar, que está en todas las salsas, le inspira ideas, adjetivos y estrategias; la señora Ayuso cuida de sus frutales y un tal Mazón se toma una horchata en el Ventorro... ¿qué pensará Cristóbal Montoro de todo esto?
Feijóo pasó de ser un actor de reparto a protagonista, pero ha extraviado el guion de su nuevo papel y se mantiene en la deslegitimación, acoso y derribo al gobierno socialista. Cuando las derechas se radicalizan y hacen suyas las ideas de la ultraderecha hasta normalizar su presencia en la política nacional, propician su llegada al poder para dedicarse con entusiasmo a destruir derechos y conquistas sociales. Conviene tomarse en serio estas hipótesis y que algunos que dicen ser de izquierdas abandonen por inútil la tesis de «las dos orillas».
Aunque indignados por lo que estamos viviendo, los socialdemócratas estamos en la obligación de reflexionar y decidir sobre cuestiones bastantes fundamentales; asumir la culpa de los errores cometidos; reiterar que solo la democracia garantiza la libertad y la convivencia y no olvidar a los sectores sociales que necesitan comprobar que desde la política y la democracia, se defiende una redistribución más justa de la riqueza y el crecimiento económico a través del empleo y de unos servicios públicos universales y de calidad que se integran en lo que conocemos como Estado de bienestar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión