¿Sociedad digital?
La política es algo más que sentencias agresivas que no dignifican a quien las pronuncia
Hay redes sociales cuyos autores dicen que son plataformas informativas, cuando en realidad son máquinas de mentiras, de expansión del odio y de difusión de ... la inmundicia. Que esas plataformas sean fuente de inspiración ante unas elecciones políticas o elementos para discernir a quien aplaudir, es un tema que afecta directamente a la capacidad intelectual de esos sujetos que otorgan mayorías a Trump, a Milei o a la líder más reaccionaria de España que tiene como guía a quien aprendió a enredar en política al lado de Aznar.
Los medios informativos serios, los profesionales cuyo deseo y oficio es informar, los ciudadanos que no quieren ver su medio vital más contaminado no pueden mantenerse al margen, porque lo que dicen esas redes nada tiene que ver con el periodismo. Y deben ser los profesionales los más interesados en limpiar de fango el sector en el que trabajan, aunque sabemos que algunos profesionales que han actuado con honestidad han sido condenados al ostracismo por los propietarios de los medios en los que trabajaban.
Si algún periódico no sirve como herramienta de utilidad pública, sería mejor que echara la persiana. Si aceptamos con sumisión servil los discursos del odio y aceptamos los bulos, las mentiras, las falsedades más soeces, las medias verdades y las afirmaciones tan dogmáticas como superficiales, estamos situándonos al borde o fuera del sistema democrático. Luis María Anson recordaba en 1998 cómo para terminar con Felipe González se rozó la estabilidad del propio Estado. González denunció ese peligro, pero recordaba Anson que era la única forma de sacarlo de la Moncloa y en mayo de 1996 ganó las elecciones José María Aznar, quien tardó poco en hablar catalán en la intimidad y con acento texano en la televisión. ¿Seguimos primando a quienes practican el juego sucio?
Dijo Feijoo, en perfecta sintonía con Vox, que «España vive el momento de mayor degradación política desde 1978». Lo que no sabemos es si se refería a la degradación que tiene causa en que no sea él quien preside el Consejo de Ministros, que sea por las declaraciones del creacionista Mayor Oreja, por los trabajos de 'manos limpias' presentes en todas las causas judiciales contra el presidente del Gobierno, o proceden de las declaraciones de quien estaba en la cárcel pero ahora está en la calle por gentileza de algún magistrado, o quizá todo tenga su origen en el novio de la gran frutera madrileña que, con la ayuda inestimable de su guía intelectual, está queriendo empitonar al Fiscal General del Estado. Decía esta frutera madrileña que el PSOE era un partido «norcoreano» y más de uno se ha preguntado si esa ocurrencia es suya, de su bufón particular o de su compañero sentimental. ¿Quién deteriora la información?
En esta sociedad actual, el peso digital, en ocasiones en manos de insanos millonarios, nos llega cargado de insultos, descalificaciones, frases gruesas, odio y ruido. Contra el presidente de nuestro país y para cargarse su mandato parlamentario, vale casi todo y en un esperpento de difícil digestión, vemos coincidir en la descalificación con las tesis más rancias, a quien se dice de izquierda popular y a quien ha sido conservador desde Altamira.
La política es algo más que sentencias agresivas que no dignifican a quien las pronuncia y que no colaboran a construir un país mejor. La derecha conservadora española se conforma con desgastar al Gobierno con todos los medios posibles y esperar que el poder les llegue no por méritos, sino por desgaste de su adversario con complicidades no siempre confesables.
No quiero que sean el retrato de mi país un rey emérito dándose la vida padre en Dubai, un cobarde Puigdemont en Waterloo, un siniestro Mazón comiendo en El Ventorro mientras la Dana asolaba cientos de vidas o la actitud de la derecha conservadora española ante la cuestión migratoria. No quiero que el fascio redentor se pasee por Madrid, prietas las filas, mientras defienden públicamente al franquismo como una etapa histórica de reconciliación. No quiero que en mi país un señor llamado Eloy Velasco y de profesión juez declare que el actual Gobierno de España no tiene legitimidad o que otro juez llamado Manuel Ruiz de Lara, insulte reiteradamente al presidente del Gobierno de España y a su familia y no les pase nada.
Siguiendo la teoría de Steve Bannon, el gurú de Trump y de la extrema derecha en general, de lo que se trata es de plantear la realidad al revés: la víctima no es el engañado sino el defraudador. Es lo que decía la señora presidenta de la Comunidad de Madrid «se iban a morir igual» y fueron 7.291 los fallecidos en las residencias de personas mayores en Madrid.
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