Frustración presupuestaria
El PP agota las maniobras para aprobar las ambiciosas cuentas de 2026, pero no encuentra un aliado político, pese a que el proyecto ha recibido la bendición de la patronal, los sindicatos y el CES
Todo es posible, incluso que antes de la hora señalada mañana en el Parlamento para debatir las enmiendas a la totalidad a los Presupuestos 2026, ... el Gobierno Buruaga encuentre in extremis un aliado para sacarlos adelante o le salga bien la maniobra reglamentaria en la Cámara de votar por separado las tres enmiendas de PRC, PSOE y Vox para neutralizar su rechazo a la ley. En todo caso, que unas cuentas bendecidas por la patronal y los sindicatos por su esfuerzo en el impulso económico y en el gasto social, y que también han merecido una valoración positiva del Consejo Económico y Social, no hayan tenido el respaldo de ninguno de los tres partidos de la oposición resulta muy llamativo, por no decir frustrante.
El PP gobernante y el PRC, primer partido de la oposición, que aprobaron juntos y muy rápidamente los dos primeros presupuestos de esta legislatura, han negociado el tercero desde finales de octubre sin ningún avance. Las dos formaciones se acusan mutuamente de no querer el entendimiento, aunque eso, sencillamente, no es verdad.
Puede que la cúpula regionalista haya resuelto que su mejor estrategia electoral sea consolidarse sin dejar espacio a la duda como una fuerza de oposición al PP para así evitar, o al menos atenuar, el fiasco en las urnas que se le pronostica con notable unanimidad. Y, naturalmente, es legítimo que el PRC busque el camino correcto que debe transitar en el año y medio que falta para las urnas de mayo de 2027.
Pero el PP sí que quiere el acuerdo con el PRC. De hecho, prolongar el pacto a un tercer presupuesto sería una gran victoria política de los populares y especialmente de su líder, María José Sáenz de Buruaga, que antes de las elecciones de 2023 proclamó su propósito de gobernar en solitario, incluso sin mayoría, y que desde el principio eligió al PRC antes que a Vox como su aliado preferente para subrayar la centralidad política de la gobernanza en Cantabria. Un tercer presupuesto aprobado culminaría la legislatura, porque el cuarto y último, el de 2027, tendrá sólo los cinco meses de vigencia que van desde enero hasta las elecciones de mayo.
No se entiende muy bien que en las enconadas negociaciones PP-PRC no hubiese un margen para el acuerdo. Resulta difícil aceptar que asuntos como el refuerzo de una enfermera nocturna en el Hospital de Laredo, la mejora del servicio farmacéutico y la hospitalización en Reinosa o el retraso en el pago de las ayudas al sector primario, resulten insalvables antes de abordar otros de mayor dificultad.
Si PRC y PP naufragan en la negociación presupuestaria habrá que ver cómo acoge la nueva coyuntura el conjunto de los alcaldes regionalistas, una treintena larga que conforman un importante patrimonio político y que en buena medida apoyan la continuidad de la buena relación con el Gobierno del PP. Buruaga llama a la reflexión general para aprobar los Presupuestos sobre la bocina parlamentaria, pero sus consejeros ya tienen cuantificado el 'tijeretazo' que sufrirán los municipios si no hay 'fumata blanca'. Así que los populares exploran la división de opiniones en el PRC con la expresa invitación al alcalde regionalista de Torrelavega, Javier López Estrada, a apoyar con su voto parlamentario las cuentas que tan bien tratan a la capital del Besaya
Los populares creen que el PRC afronta un serio riesgo municipal si no salen adelante las cuentas. Antes o después de las urnas o en plena campaña, si los alcaldes no se involucran lo suficiente en la movilización. El regionalismo presumió durante años de que sus regidores garantizaban 60.000/70.000 votos autonómicos y el resto hasta los 100.000 los aseguraba Revilla. Esa cuenta ya no sale por ningún lado.
Para el PP, que tampoco ve muy factible un acuerdo con Vox, al que percibe las más de las veces como un enemigo en el debate parlamentario, que los Presupuestos no salgan adelante será una gran decepción después de preparar un proyecto muy ambicioso para el año preelectoral, el más decisivo de la legislatura. Prorrogar el de este año no deja de ser el recurso a la defensiva que el PP reprocha a Pedro Sánchez y al PSOE en el Congreso. El Ejecutivo aún puede retirar las cuentas y a continuación presentar otras más negociadas con alguno de los grupos críticos, pero será difícil este cambio de rumbo.
El PP evaluará el comportamiento parlamentario de PRC, PSOE y Vox durante las próximas semanas y estará muy atento a las elecciones extremeñas del 21 de diciembre, la víspera de la votación final de las cuentas, para ver cómo responde el electorado a un bloqueo político del Gobierno de María Guardiola. Si el PP sale triunfante allí, a lo mejor tiene la tentación de intentarlo aquí. El calendario ya va muy apurado para encajar unas elecciones antes de las obligadas de mayo de 2027, pero en el PP de Buruaga quieren creer que llegada una situación de emergencia pueden infligir un gran daño a todos sus rivales, así que de momento dejan caer el aviso a navegantes.
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