Los Presupuestos en el aire: cuando no hay una buena solución
Para el PRC todo son riesgos, ser solo la muleta gubernamental o castigar a sus alcaldes, y para el PP, la única fórmula que le satisface plenamente es llegar a un tercer acuerdo con el regionalismo
Aveces hay problemas que no tienen ninguna solución buena, así que hay que conformarse con elegir la menos mala. Cuando en la campaña electoral de ... 2023, María José Sáenz de Buruaga anunció que si ganaba gobernaría en solitario, su propósito era tan sincero como audaz. En efecto, el PP se impuso en los comicios, con autoridad pero sin mayoría, y arrancó la legislatura sin un socio estable, pero sí contó con el apoyo generoso del PRC en la investidura de Buruaga, en los dos primeros presupuestos del periodo actual y en algunas otras leyes importantes. Hasta ahora.
El PP de Buruaga nunca ocultó que prefería como aliado eventual al PRC de Revilla, el gran adversario hasta entonces, pero ni el más optimista de los populares habría creído que el respaldo regionalista no tendría merma conforme se acercaban las elecciones de 2027, porque el PRC tendría que hacer creíble su papel de primer partido opositor con una presión más firme sobre el Ejecutivo popular. El relevo del histórico Revilla, que va a durar tanto como la legislatura, también es un factor decisivo en las relaciones entre los dos principales partidos. Si el candidato autonómico elegido hubiese sido el alcalde de Torrelavega y diputado regional, Javier López Estrada, o el regidor de Reocín, Pablo Diestro, o incluso el también parlamentario Guillermo Blanco, quizá hubiese sido más fácil para el PP renovar el apoyo presupuestario. Pero la ganadora fue la que no querían los populares, la diputada Paula Fernández, la más crítica con la gestión del Gobierno Buruaga, la más partidaria de la ruptura para construir una imagen electoral nítida de un PRC que confronta con el PP.
Los contactos para negociar los Presupuestos 2026 no sólo no avanzan, sino que la cúpula del PRC anuncia una enmienda a la totalidad y en el PP han pasado de un optimismo moderado al pálpito de que no habrá acuerdo porque los regionalistas no lo quieren. Temen ser percibidos como la muleta gubernamental y recibir un gran castigo en las urnas si apoyan por tercera vez los Presupuestos del PP. Si no lo hacen, los alcaldes regionalistas bien tratados por el Gobierno y que quieren mantener ese estatus pueden rebelarse. O sea, no hay ninguna buena solución para el PRC. Todavía hay margen para el entendimiento antes de que el día 24 se debatan en la Cámara las enmiendas a la totalidad de las cuentas. Si el PP cede una buena porción de las exigencias regionalistas –media docena importantes y 36 de menor calado– el aparato afín a Paula Fernández podrá lucir ante el conjunto del partido, ante los alcaldes y ante la opinión pública que han arrancado a Buruaga una gran contrapartida en materias diversas al apoyar los Presupuestos sin entregarse, sin dejar de ser el primer partido de la oposición en Cantabria.
En este contexto negociador, PRC y PSOE se encuentran con el aval a las cuentas de la patronal y de los sindicatos, un clamoroso toque de atención a las reticencias regionalistas y todo un gol por la escuadra al PSOE que había negado el pan y la sal a los Presupuestos en una reunión de 40 minutos con el Gobierno y que ahora se duele de la posición constructiva de los agentes sociales, especialmente del sindicato hermano UGT, con el llamamiento a los grupos políticos para que lleguen a un acuerdo presupuestario.
Para el PP sólo hay una buena solución que es el tercer acuerdo consecutivo con el PRC. Vox puede resultar una opción realista, pero no la deseada, porque se aleja de la imagen centrista que persigue Buruaga. Vox dice siempre que el PP no les quiere ni como segundo plato, que no quieren ser simples comparsas, pero sobreactúan un poco: ya se vio cuando el PRC se despistó con la Ley de Simplificación Administrativa y los de Leticia Díaz propiciaron su aprobación en una sorprendente maniobra. Ya se sabe que Vox Cantabria vota lo que autoriza Abascal: quién sabe si en la negociación con Feijóo sobre la Valencia post-Mazón cabe un pequeño capítulo sobre los Presupuestos de Cantabria.
La prórroga presupuestaria sería una decepcionante salida a lo 'sanchista' para el Gobierno Buruaga que había preparado las cuentas más ambiciosas para el año preelectoral. Las elecciones anticipadas se ven fuera de lugar cuando ya avanza la segunda mitad de la legislatura y ya aguardan las urnas ineludibles en mayo de 2027.
En el PP gobernante se constata una fuerte cohesión bajo el mando de Buruaga, pero no deja de haber sensibilidades diferentes. Les hay que predican el respeto al PRC titubeante que ha sido desprendido con el Gobierno popular en la primera mitad de la legislatura y que puede ser un aliado valioso en el futuro. Pero también les hay que prefieren aprovechar la debilidad del adversario cuanto sea posible. Si ahora el PRC no apoya los Presupuestos seguro que en el PP florecerán los 'halcones' dispuestos a castigar al regionalismo en su principal activo, sus alcaldes, de aquí a las elecciones.
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