El tercer presupuesto, un nuevo reto para PP y PRC
El Gobierno que preside Buruaga cree que no hay obstáculos insalvables para pactar de nuevo las cuentas con el regionalismo en transición interna, pero siempre está presente la alternativa de Vox
El nuevo curso político comienza sin apuro, después de agotar el calendario de fiestas veraniego con la Aparecida, San Cipriano y San Mateo, justo el ... día que se estrena el otoño. Los grupos de la Cámara anuncian, algo pomposamente, la tramitación de cinco leyes en este periodo de sesiones, entre ellas la de Participación Ciudadana, algo sobre lo que ya se legislaba en los años ochenta, o sea, una de esas materias que se estancan y decaen al final de las legislaturas, lo que pone en entredicho la pulsión de los parlamentos autonómicos de legislar sobre asuntos que ya disponen de normativa nacional. En realidad, la ley principal que la política cántabra debe abordar en los próximos meses es la de los Presupuestos 2026, los terceros de la legislatura en curso.
Cuando apoyó la investidura de la presidenta Sáenz de Buruaga y los dos primeros presupuestos del Ejecutivo del PP, el PRC explicó una y otra vez siempre que los motivos principales de estos avales eran facilitar la estabilidad política en Cantabria e impedir que Vox contaminase con su ideología radical la gobernanza del PP ganador de las elecciones autonómicas. Bueno, ese argumento tiene ahora más sentido que nunca cuando Vox se dispara en las encuestas en toda España, precisamente en detrimento del PP.
El regionalismo se muestra muy crítico con la gestión gubernamental del PP y juzga muy bajo el grado de cumplimiento del último pacto presupuestario, pero ese mensaje no era muy distinto el año pasado por estas fechas y, sin embargo, ambos partidos tardaron muy poco en acordar el apoyo del PRC a las cuentas del año 2025.
Un vistazo a la situación interna del partido, a las turbulencias que se suceden desde el descalabro electoral de 2023 y en el largo e incierto proceso abierto para la sucesión de Revilla revelan visiones bien distintas sobre las relaciones del regionalismo con el PP. Si en el Parlamento, con la recién elegida candidata autonómica, Paula Fernández, al frente, se percibe al PRC más crítico con el PP, en el grupo de alcaldes que perdió las primarias con Pablo Diestro como aspirante se constata más interés en mantener una buena relación con el Ejecutivo popular. El asunto no tiene misterio: la fractura política de las dos fuerzas principales podría paralizar proyectos y partidas comprometidas por Puertochico con los alcaldes regionalistas.
La presidenta Buruaga está lista para negociar el tercer presupuesto de la legislatura con el PRC, mejor con su secretario general, Revilla, que con Paula Fernández, que al día de hoy sólo es la futura abanderada electoral, y la líder del PP no advierte muchos inconvenientes para renovar el acuerdo. En el PP es mayoritaria esa opinión y aunque creen que el PRC ha derivado hacia la izquierda en esta nueva etapa eso no debe ser un obstáculo insalvable. Tampoco el grado de cumplimiento del pacto que, según el criterio popular, es más que satisfactorio. Los populares reconocen la generosidad política que el PRC ha demostrado en esta legislatura en favor de la gobernabilidad de Cantabria y esperan que esa actitud se mantenga.
El tercer presupuesto, que será expansivo como sucede siempre en el año preelectoral, puede ser aprobado con más o menos facilidad, más complicado será el año que viene el cuarto y último del periodo, a pocos meses de las urnas de 2027 y ya en plena campaña. En todo caso, ahora y más tarde, la prórroga presupuestaria siempre es una opción de emergencia.
Vox es una más lejana alternativa presupuestaria. El grupo de la derecha radical cree que el PP ya está centrado en llegar a un acuerdo con el PRC y que ni se molestará en conectar con ellos, salvo que desde Génova hagan llegar alguna instrucción favorable. Al PP no le importaría tener a Vox en el apoyo a los Presupuestos, pero sin arriesgar en la negociación. Todo es posible: hace unos meses, PP y PRC, después de muchos dimes y diretes, no llegaron a un acuerdo para aprobar la muy importante Ley de Simplificación Administrativa, de largo alcance socio-económico, y en esa tesitura Vox Cantabria demostró cintura política: la portavoz, Leticia Díaz, habló con sus jefes de Madrid, y finalmente puso los votos para sacar adelante la norma. En una situación de parálisis, podría pasar lo mismo con los Presupuestos 2026.
El PSOE no cuenta en esta ronda de negociación. El PP les critica a diario sin los miramientos que reserva para PRC y Vox, hipotéticos aliados presupuestarios. A los socialistas de Pedro Casares y Mario Iglesias, como antes a los de Pablo Zuloaga, sólo les queda presumir de que son el único partido de la oposición real en el Parlamento de Cantabria. Al menos saben cuál es su papel.
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