Mas de 1 millón de votos del miedo
Cómo nuestra inteligencia emocional se convierte en desinteligencia visceral
Si las últimas encuestas no nos engañan habría más de un millón de votos que el PP cedería a Vox. Este dato merece un análisis ... que indague en la pregunta dificilísima de ¿por qué votamos lo que votamos? Es difícil puesto que, a veces, ni nosotros mismos conocemos del todo ese 'porqué'. ¿Cómo comprender entonces que un millón largo de votantes del PP vaya a votar a Vox?
Más allá de análisis más pulcros de todo tipo de expertos, a mí me parece que, simbólicamente hablando, el lugar de nuestro cuerpo en el que se fragua este voto no es el cerebro sino el corazón, o mejor, nuestros intestinos; es decir, en el lugar más oscuro y ciego de nuestras vísceras, ese lugar donde nace y habita el miedo. Porque es el miedo el que atravesando el corazón y alcanzando el cerebro convierte nuestra cacareada inteligencia emocional en pura 'desinteligencia' visceral.
El mecanismo concreto podría ser como sigue. Fase 1: La desconfianza se generaliza y crece hacia la política reforzada, una y otra vez, por episodios de todo tipo como la corrupción, la gestión de la Dana, el 'apagón', el colapso de Adif, los incendios, la escasez de vivienda, la violencia en las calles, la inmigración… incluso desconfianza también hacia los medios de comunicación. Fase 2: La rabia se desata cuando alguno de esos problemas afecta más o menos directamente al entorno próximo: okupas, robos, asesinatos, violaciones, estafas, incidentes en los trenes, ineficacia policial… que, en definitiva, se viven como inseguridad general que acaba adjudicándose a la ineficacia y desvergüenza de los políticos que «se ríen de todos nosotros mientras ellos viven de puta madre…» Fase 3: Decisión visceral que lleva a caer en la tentación de creer que Vox solucionará de un plumazo todos los problemas que nos dan miedo. Finalmente, legitimación del voto a Vox con argumentos del tipo «en toda Europa está pasando lo mismo»… Vox lo sabe y por eso intentará mantener caliente el ambiente para que no baje el nivel de miedo de, al menos, ese millón de españoles. También lo sabe el Gobierno y por eso echará más leña al fuego esperando que se movilice un centro político apagado. Y mientras tanto el PP indeciso echando una de cal a su izquierda y una de arena a su derecha para apagar sus propios miedos. Porque en el fondo las próximas serán las elecciones del miedo: miedo al Vox de Abascal, miedo a la temeridad de Sánchez y miedo a la indefinición de Feijóo. Votaremos por miedo o contra el miedo, o simplemente no votaremos.
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