Pese a que, en la actualidad, no existe ningún debate acerca de los pros y contras de la fijación legal de un salario mínimo interprofesional, ... un reciente estudio de Eurofound ofrece algunas conclusiones importantes sobre el particular. Estas, me parece, merecen ser conocidas por el gran público, pues así estaremos en condiciones de eliminar algunos sesgos apriorísticos que, sin demasiado apoyo empírico, se suelen manifestar en contra del salario mínimo.
Con las subidas de este salario, como con la ley que prohíbe fumar en lugares públicos, eran legión las voces que decían (dicen) que destruirían empleo de forma masiva, las primeras porque reducirían la competitividad de nuestras empresas, y la segunda porque abocaría al cierre a muchos establecimientos hosteleros. Por fortuna, o quizás porque disposiciones como estas nunca producen efectos tan radicalmente negativos como algunos quieren hacernos creer, nada de nada. Nuestra economía, como otras de nuestro entorno con leyes similares, sigue creando empleo, y los restaurantes, cafeterías y terrazas, más saludables ahora que nunca, continúan proliferando.
El estudio de Eurofound, referido a algunos impactos concretos del salario mínimo en varios países europeos, alcanza conclusiones que, como digo, merecen ser conocidas. La primera de ellas, completamente opuesta a lo que los opositores a este pensaban, es que el establecimiento legal de un salario mínimo no resta ni un ápice a la capacidad de negociación colectiva de las partes implicadas en la misma; antes al contrario, parece que la refuerza, ya que ha contribuido a mejorar los salarios de quienes disfrutan de salarios superiores al mínimo. En todo caso, y puesto que esta subida es, como norma, menor que la del propio salario mínimo (por cada 1% de subida de este durante el periodo 2015-2022 los salarios negociados subieron un 0,22%), lo ocurrido con esta figura salarial ha contribuido a reducir las diferencias entre quienes se sitúan en los extremos de la distribución.
La segunda conclusión importante, es que el salario mínimo tiene un impacto significativo sobre los trabajadores peor pagados, los que se encuentran en el primer cuartil de la distribución salarial. En promedio, por cada 1% de incremento en el salario mínimo, el 25% de los trabajadores peor pagados han visto incrementados sus salarios un 0,31% durante el periodo 2006-2021 y un 0,43% durante el periodo, más reciente, de 2015-2021.
Aunque es cierto que los resultados mencionados se corresponden en parte con una etapa en la que, al menos para el caso español, los aumentos del salario mínimo han sido especialmente pronunciados (el primer gran incremento del salario mínimo en nuestro país se produjo en 2019), es bastante probable que, en términos cualitativos, los mismos se mantengan para esta fase más reciente. Así sucede, por ejemplo, con otro de los caballos de batalla de los opositores a las subidas del salario mínimo, que consideran que las mismas van, por definición, en contra de la creación de empleo. Tal y como se evidencia día tras día, la economía española ha seguido creando empleo a un ritmo bastante notable, lo que, contrastado empíricamente por los autores del estudio mencionado, les lleva a concluir que la creación de empleo no se ha visto afectada por el crecimiento del salario mínimo.
En definitiva, los resultados del trabajo de Eurofound parecen avalar la idea de que ni la fijación ni el crecimiento del salario mínimo constituyen un obstáculo para la negociación colectiva y la creación de empleo. Tampoco sería prudente, no obstante, lanzar las campanas al vuelo y aseverar todo lo contrario. El motivo es que, cuando menos, las conclusiones mencionadas requieren de dos precisiones. La primera es que el estudio en cuestión se refiere exclusivamente a los sectores de alimentación, bebidas y cuidados asistenciales, dejando de lado, por lo tanto, a otros muchos sectores que, con toda seguridad, pueden verse muy afectados por las subidas del salario mínimo. La segunda es que, incluso para los sectores analizados en el estudio, la disparidad de situaciones es, de hecho, muy grande, lo que significa que, cuando se enfrentan a determinadas subidas del salario mínimo, la respuesta dada por cada uno de ellos puede variar de forma significativa. En definitiva, que, aunque el hecho de contar legalmente con un salario mínimo resulta muy positivo para los más desfavorecidos, lo mismo que, para el conjunto de la economía, lo hace la reducción de la brecha salarial, habría que ser muy cuidadosos a la hora de proponer según qué incrementos en su cuantía.
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