Infelicidad juvenil
Los datos corroboran el grave deterioro de la salud mental de adolescentes y jóvenes en todo el mundo, y en particular en nuestro país, tras la pandemia
Quizá usted no lo sepa, pero desde hace décadas se ha establecido la llamada 'curva de la felicidad'. No, no está relacionada con la prominencia ... abdominal. Se trata de una gráfica que relaciona la subjetiva sensación de felicidad con la edad. Tradicionalmente, la misma comenzaba con valores altos en la niñez y juventud, para descender a medida que se alcanzaba la madurez –se supone que producto del peso de las responsabilidades familiares y laborales– y superados los 50 años, recuperaba nuevamente cotas superiores, alcanzando de nuevo valores máximos en la tercera edad. Ese perfil ha cambiado drásticamente, y las cotas más bajas –la mayor infelicidad– ya no se dan en la mediana edad sino, sorprendentemente, en la adolescencia y la juventud. Así lo indica el estudio 'Global Minds' realizado por una revista científica en un total de 44 países, incluida España.
Estos datos corroboran el grave deterioro de la salud mental de adolescentes y jóvenes en todo el mundo, y en particular en nuestro país, tras la pandemia. Más del 60% de los jóvenes españoles afirma haber experimentado ansiedad o síntomas depresivos, y un alto porcentaje admite haber pensado en el suicidio. Esta semana, otra investigación de las universidades Rey Juan Carlos y Oberta de Cataluña, ha señalado que el 15,7% de los adolescentes entre 14 y 17 años afirma haber intentado suicidarse.
Las causas por las cuales se sienten más infelices jóvenes y adolescentes no están claras, dado que se trata de una percepción subjetiva, pero problemas el difícil acceso a la vivienda y los bajos salarios pueden estar entre ellas. También la gran influencia de las redes sociales, en las cuales se muestran inalcanzables vidas idílicas que no se corresponden con la realidad. Por otro lado, la sobreprotección con la cual hemos criado a las nuevas generaciones ha provocado una muy baja tolerancia a la frustración, y todo ello unido explicaría ese malestar emocional. Sean cuales sean las causas, urge diseñar políticas de apoyo a adolescentes y jóvenes, por las graves consecuencias sociales que puede tener su infelicidad en el presente, y en el futuro.
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