Paganos de la corrupción
En estos días en que asistimos con perplejidad a una sucesión de revelaciones sobre episodios de corrupción que parece no tener fin, hemos de ultimar - ... si no lo hemos hecho ya- nuestra declaración del IRPF, campaña que concluye en apenas nueve días. Nos va a resultar especialmente doloroso ver la cifra de cuota íntegra que aportamos de nuestros ingresos a las arcas del Estado, al mismo tiempo que vamos conociendo las cuantías de las mordidas que se llevaban algunos padres de la patria. Relaciono ambas cuestiones, porque lo que se llevan los corruptos lo pagamos usted y yo con nuestros impuestos. Somos todos los paganos de la corrupción. Lo que las empresas que entran al juego de la mordida salpican a estos golfos, lo incluyen en el coste de las obras objeto de trapicheo.
Si estupefacción ha provocado la presunta corrupción de altos cargos del PSOE, similares niveles de asombro han suscitado las vergonzosas reacciones de sus cargos. Ciñéndonos a la tierruca, el secretario general, Pedro Casares, ha vinculado los hechos a «un grupo de personas que para nada representan los valores del PSOE». Pues menos mal que no representaban al partido, porque esas personas han sido los sucesivos números dos a nivel nacional, y los acompañantes en el viaje por España, en el ya famoso Peugeot, de Pedro Sánchez. También, durante años, compañeros de Ejecutiva nacional del propio Casares.
Los ciudadanos de a pie pagamos la corrupción, y vamos a pagar también el coste del enrocamiento de Sánchez en el poder. Sus socios se rasgan las vestiduras, pero mantienen su apoyo, porque a mayor debilidad del Gobierno, mejor para sus intereses. Más concesiones a cambio de sus votos. Una inmediata: antes de fin de mes, los independentistas catalanes exigen que se ejecute su financiación singular. Más para ellos, y menos para el resto. El 62% de los españoles pide elecciones ya, pero no las habrá porque Sanchez ha confirmado que no se cree los datos del CIS, al afirmar que sería «una irresponsabilidad dejar el gobierno en manos de la derecha». ¿Donde queda lo de que la base de la democracia es la alternancia en el poder?
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