Planificar
La teoría y los procedimientos relacionados con la planificación son antiguos y las experiencias son muchas;pero lamentablemente muchos se quedan en los libros
El ciudadano común, usted y yo, planifica las vacaciones para que todo resulte bien. Y cuando vamos a hacer una obra en nuestra vivienda pensamos ... cuál será la época menos mala. Y hacemos cálculos sobre lo que va a costarnos; es natural, nos cuesta mucho ganarlo. Es sencillo: se piensa, se planifica y, luego, se actúa.
¿Sucede lo mismo en el ámbito público? Me explico: según dicen, faltan policías y guardias civiles; y médicos y enfermeros; y fontaneros y otros muchos profesionales. Y, en algunos casos, estas carencias se agudizan especialmente en determinadas épocas; en otros, las necesidades son todo el año. ¿Por qué no se forman a estos profesionales? ¿Por qué no se contratan en otras regiones o países?
Leo que, en verano, junto a unas playas, parajes y localidades, faltan plazas de aparcamiento; y, al parecer, ha sido en el mes de julio cuando las autoridades han descubierto los problemas que se originan. ¿No es asombroso? ¿Y quién decide realizar la obra de una plaza, situada en un espacio turístico, en plena temporada? Y, según dicen, comenzada la obra caen en la cuenta de que los trabajos se van a retrasar por «culpa» de unos árboles que llevan ahí décadas.
En una localidad, aprovechando unos recursos económicos que proceden de una ayuda europea, edifican un centro de interpretación sobre la naturaleza o la cultura del entorno. El diseño se encarga a un arquitecto de prestigio y el edificio es extraordinario. ¿Qué sucede al cabo de un año? Pues que no hay dinero para su mantenimiento. ¿Lo que cuento es fruto de mi imaginación?
¿Y cómo es posible que una infraestructura pública cueste mucho más de lo que se presupuestó y, además, que se incumplan todos los plazos en la realización de la obra? ¿Hablamos del ferrocarril? ¿Nos referimos a las carreteras? ¿Hablamos de la falta de residencias de ancianos? ¿Cómo van los planes de vivienda? ¿Prestamos atención a la carencia de servicios sociales y de sus correspondientes profesionales?
No sigo con los ejemplos; seguro que usted, amable lector, puede señalar otros muchos, y además los puede situar en una localidad o en una calle, y puede decir el nombre del ministro o alcalde responsable del desaguisado. Y seguro que puede concluir que nadie ha dimitido por la chapuza. Lo anterior ocurre en ayuntamientos, comunidades autónomas (gobernadas por diversos partidos) y en el ámbito del Estado. También sucede en entidades públicas: universidades, centros sanitarios... Sí, por supuesto, generalizar siempre es impreciso e injusto: claro que hay ayuntamientos y departamentos públicos que son un modelo de buena gestión.
La falta de planificación y de rigor a la hora de realizar intervenciones diversas también sucede en el ámbito privado. Es elemental, todo responsable de una empresa debe saber que si quiere que su organización tenga éxito es preciso, entre otras cosas: estudiar con rigor el mercado; estar atento a los flujos de la demanda; planificar las inversiones; dotarse del adecuado 'capital humano'; contar con las infraestructuras necesarias; hacer previsión de productos; controlar los tiempos; tener presente los flujos temporales… La empresa que no controle esos y otros aspectos seguramente terminará en quiebra. De la misma forma, cualquier organización económica o social que no actúe con esa lógica y con ese rigor no logrará sus objetivos.
Como es sabido, la teoría y los diversos procedimientos relacionados con la planificación son antiguos y las experiencias son muchas. Se estudian en las universidades y la bibliografía es extensísima. Lamentablemente, cuando se observa la realidad se concluye que en demasiadas ocasiones el saber se ha quedado en los libros.
Cuando se habla de planificación siempre se acompaña de un término que la define: económica, social, política, cultural, demográfica, sanitaria, urbanística… Pero, la lógica general es coincidente: conocer la realidad; determinar los problemas-necesidades; establecer objetivos; evaluar alternativas; diseñar planes y programas; desarrollar actuaciones; evaluar todas las fases del proceso (y se debe evaluar al evaluador). Y siempre consultar a la población, y a expertos; y siempre procurar el consenso, sabiendo que habrá intereses y perspectivas distintas; y siempre conocer e inspirarse en actuaciones semejantes.
Por supuesto, el equipo humano encargado de todo el proceso debe ser capaz.
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