Juriaco
de español publicado en Barcelona por José Alemany y Bolufer recogía «juriacar» y «juriaco» como palabras propias de la entonces provincia de Santander. El verbo ... vendría de «furacar», agujerear; y el juriaco no es otra cosa que el agujero. El hilo de «furacar» nos retrolleva al diccionario académico de 1791, donde se considera palabra antigua y significa «horadar, hacer agujeros o furacos». Si busca usted en la RAE de hoy, encuentra «buraco» como «agujero, orificio, hueco, huraco», con un valor regional de portugués, gallego y leonés. Así nuestro «juriaco» puede ser adaptación de una voz muy anterior, común al noroeste ibérico.
Salvá en 1846 admitía también «furadar» como antecesor de «horadar». Hace un siglo, la RAE daba el latín «forare» como origen de «furacar». Como recordaba en 1726 el Diccionario de Autoridades, «agujero» tenía relación con el «per-forare», horadar de parte a parte. Sin embargo, «aguja» misma viene del diminutivo de «acus», de significado idéntico.
Leamos en Corominas la etimología de «horadar»: «perforar, agujerear, hacia 1140, derivado del antiguo «horado» (o «forado»), «agujero»; siglos XII-XVI, procedente del latín tardío «foratus», «perforación», que a su vez es derivado de «forare», horadar. El dialectal «buriaco», «agujero», parece ser voz prerromana indoeuropea afín a este verbo latino; de un cruce con este vienen formas intermedias como «huraco» («furaco»). Esto sugiere, pues, que nuestro montañesismo «juriaco» sería legado del mix céltico-romano, ajustado a nuestra musicalidad.
García-Lomas menciona también la «joraca» o «agujero, generalmente circular, que tienen las puertas principales de algunas casas de aldeanos en el tercio inferior de aquellas»; el «joracadero» o muesca que el albarquero hace en un tronco para aprisionar la albarca; el «jorambre» o «agujero en la madera» para encajar en él otra pieza; y «jorau» es «horadado», en los valles del interior. En Saiz Barrio, «juriacahuevos» es la comadreja, y «juriacadero2, un madero utilizado en la artesanía albarquera. Estamos ante variantes de una evolución milenaria y conjunta del hablar y el hacer; evolución que la cultura urbanita lleva a extinción. Pues nadie dice «un juriaco en la Seguridad Social», en vez de «un déficit».
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