Llamas olímpicas

Otros fuegos: mientras el mundo celebra por televisión los éxitos deportivos y las medallas e himnos de sus nacionales, miles de personas están evacuando ciudades afganas a punto de ser conquistadas por los talibanes. Un río fronterizo entre Etiopía y Sudán baja en su turbia corriente decenas de cadáveres, muchos maniatados y con señales de haber recibido disparos. El Gobierno de México ha denunciado en un juzgado de Massachusetts a seis fabricantes estadounidenses por el daño que a los mexicanos produce el flujo de armas desde su vecino. Una fuerza de un millar de militares ruandeses combate en el norte de Mozambique, a petición del gobierno de este país, a unos insurgentes que han provocado el desplazamiento de casi un millón de personas. En la República Democrática del Congo, nación donde llueve ocho meses al año y con tierras agrícolas para dar de comer a media África, hay 22 millones en inseguridad alimentaria, y más de 3 millones de niños en malnutrición. Corazones helados en el trópico inhumano. Tokio 2020 parece así «Videojuegos Olímpicos», una realidad virtual.

Demasiada lluvia o nublado este verano en Cantabria. Triste café ante una playa de Mogro que, de repente, pasa a la España vaciada. Demasiado fuego en Grecia. La ciencia avisa, desde un instituto en Potsdam: la Corriente del Golfo se debilita, está en un mínimo del milenio, y se acerca a un punto irreversible: nuestros futuros inviernos podrían ser «canadienses» y el 'Brexit' convertirse en una masiva emigración de británicos a la Europa mediterránea (y de esquimales a Inglaterra). A Mogro como a Brañavieja.

El «privilegio atlántico» que ha marcado la vida en Cantabria desde la última glaciación, ¿a punto de terminar? Pero también preguntemos: la 'Fortaleza Europa', visto lo visto, ¿a punto de concluir igualmente? Transición ecológica al sprint; transición demográfica al tuntún. El futuro lo están hablando el fuego y el hielo. Deberíamos atender a la conversación, aun por egoísmo.