Si se preguntase a los extranjeros que visitan España cuáles son las imágenes que la definen, muchos coincidirían en dos: los toros y los bares. ... El clima, la cultura, el carácter de los españoles favorece la sociabilidad en torno a la barra del bar y las mesas. Las tertulias entre los habituales a la hora del café, de los aperitivos, los vinos y cañas al anochecer con sus tapas de aceitunas, cacahuetes, queso o chorizo, forman parte de los hábitos de muchos españoles. Lugares de encuentro, de relación. De información entre rumores y secretos. Bares de ciudad, de barrio y de pueblo que se convierten en espacios de reunión. Gabinete Caligari lo resaltaba y usted lector, quizás, lo habrá cantado: «Bares, qué lugares tan gratos para conversar. / No hay como el calor del amor en un bar».
Este periódico informaba hace unos días sobre el número de bares que hay en Cantabria, 3.904, de ellos 428 en Torrelavega. Consulto cifras a nivel nacional y leo que en España hay 184.000 establecimientos de este gremio, es decir, un bar por cada 175 habitantes. Si hacemos las cuentas en nuestra ciudad, saldría a un bar por cada 121 vecinos. Más números también referidos a Torrelavega: en 2019 había 303 bares; en 2025, 428, un crecimiento del 41%, algo superior al total en Cantabria, 38%. A partir de estos datos vienen las reflexiones inevitables. Se dijo que con motivo de la pandemia habían cerrado muchos locales, sin embargo han surgido otros. ¿Qué economía mueve? ¿Cuánto trabajo encadena el sector hostelero? ¿Por qué no se quiere trabajar de camarero: sueldos, horarios? El turismo por esta vía aporta importantes ingresos. Por otro lado, la incorporación de la mujer al espacio público los últimos años se ha notado con una mayor presencia en estos locales. Todo suma.
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