Después de lo que hemos vivido en las últimas semanas me veo en la obligación de hacer un ranking. No estaba previsto porque para eso ... está el INE o el Icane, pero me temo que no contemplan, al menos por el momento, hacer un ranking de desalmados. Esta lista improvisada no está basada ni en encuestas ni en datos estadísticos ni en nada parecido, únicamente en apreciaciones subjetivas, pero estoy convencido de que usted, si se lo propone, hará uno muy similar.
En el número cuatro –tengo que acotar–, sitúo a los pistoleros que se han aficionado a los tiroteos y a los robos a mano armada en Torrelavega. Ni se sabe ya cuantas juntas de seguridad ciudadana se han celebrado en la ciudad para intentar poner orden después de cada suceso –dos atracos en menos de 24 horas, los últimos episodios–, que provocan el lógico malestar ciudadano y obligan a reforzar la presencia de la Policía Nacional «los fines de semana». ¿Suficiente?
Suben al podio en el tercer cajón los «desalmados» incendiarios –así los tildó, y con razón, la consejera del área– que aprovechan el viento sur para quemar los montes de la región cuando la ocasión se presenta:más de un centenar de incendios en solo catorce días de noviembre. Ya no respetan ni los castaños centenarios.
En el segundo escalón, unas desalmadas de libro: las cuatro técnicos de Anatomía Patológica que han sido condenadas a prisión por coacciones, o lo que es lo mismo, por acosar a sus víctimas en el trabajo «sin que nadie hiciera nada». Lamentable.
Y así llegamos al número uno de esta triste clasificación de desalmados, que copa el profesor, de 43 años, de un colegio cántabro acusado de contactar con, al menos, seis menores para mantener citas sexuales ofreciendo, desde un perfil falso, «cien euros por liarnos». Nada más que añadir.
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