No entiendo nada. Hace un par de meses leí que la escasez de fontaneros ponía en jaque al sector y ahora, como por arte de ... magia, afloran por todas partes. Algo se nos escapa. Cómo es posible que, de repente, se multipliquen en este país cuando es evidente la falta de relevo generacional que ha llevado a que fontaneros veteranos se jubilen sin tener a quién pasarle el testigo, a pesar de que en este oficio nunca falta trabajo. De hecho, era habitual cuando llamabas a tu fontanero de confianza que hubiera que armarse de paciencia y ponerse a la cola porque estaba desbordado.
¿Qué es lo que ha cambiado ahora? Para empezar, fontanero es la palabra más escuchada en los últimos días. Televisiones, radios, periódicos... No hay tertulia en la que no se hable de ellos, de sus contactos, de que siempre han existido, de cómo manejan los hilos en la sombra. De su trabajo sucio. Y lo que son las cosas, la más mediática, una de Vega de Pas. Menudo poder de convocatoria, ni una diva reúne a tantos periodistas en la misma mesa aunque sea para no responder a sus preguntas. Ytodo para confirmar que, de momento, se marcha de la empresa para la que ha trabajado siempre. Como si fuera la primera vez que alguien lo hace.
Sin embargo, como espectáculo televisivo no defraudó. Veinte minutos plantada ante las cámaras antes de hablar y una traca final con apariciones estelares, empujones e insultos. Puro esperpento.Pero algo inquieta en el sector de los profesionales. No entienden de dónde ha salido tanto falso fontanero a los que nunca han visto ponerse el mono de trabajo y que han logrado desvirtuar el nombre de su oficio mientras ellos, los de verdad, siguen desbordados. ¿Entonces, de quién estamos hablando? De una mala copia. Fontaneros de mentira.
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