El tren de baja velocidad
No cabe duda de que Cantabria «está de moda». Somos la envidia del país. Todo el mundo quiere venir a disfrutar de nuestro paraíso en ... verano porque no nos falta de nada. Nuestro clima, nuestra gastronomía, nuestras tradiciones, el mar, la montaña. 'Cantabria infinita' repleta de recursos turísticos como la vieja línea de ferrocarril Santander-Bilbao. Toda una joya de más de 125 años de historia en donde el pasajero puede disfrutar a diario de tres inolvidables horas sobre raíles para recorrer los cien kilómetros que separan ambas capitales. Todo un viaje en el tiempo que le teletransportará a siglos pasados, algo que no tiene precio hoy en día. Con esa treintena de paradas, ese traqueteo constante y ese ritmo lento, muy lento, lentísimo, que hace que el tiempo se detenga. Yno sólo el reloj. Con un poco de suerte, también se parará el tren para que usted pueda disfrutar de unos paseos a pie inigualables por las vías y entre traviesas mientras contempla esos maravillosos paisajes o esos túneles en los que, incluso, le ofertan la posibilidad de imaginar que haya trenes que no quepan por ellos. Algo impensable hasta hace poco tiempo. Por cierto, procure llevar calzado cómodo, que nunca se sabe en qué punto del recorrido puede estar la sorpresa.
Tres horas increíbles que le dejarán una huella imborrable de lo que son las comunicaciones en la 'Cantabria infinita'. Tanta que deseará volver a repetir la experiencia. Y si es así no se preocupe. Ni hay ni habrá aglomeraciones porque ya nos han aclarado que tendremos tren de baja velocidad entre Santander y Bilbao para rato. Quizá acelere en otro siglo. Si usted, es de Castro Urdiales, un poco antes. Al ritmo del tren.
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