Negociación y algo de teatrosobre los Presupuestos de 2026
PP y PRC escenifican la gran distancia que les separa, a la expectativa de verificar si es un ultimátum o hay margen para el acuerdo en torno a las cuentas bien recibidas por sindicatos y patronal
Buruaga le pasa a Revilla poco más que una chuleta de examen con un resumen básico de los Presupuestos 2026 y el PRC responde al ... PP con un documento tan exhaustivo como la Enciclopedia Británica con sus exigencias para aprobar las cuentas, cinco grandes asuntos y tres docenas de menor calado. Ahora se trata de saber si los regionalistas lanzan un ultimátum en toda regla, lo tomas o lo dejas, o es una propuesta de máximos que se puede negociar a la baja. El plazo de treinta días que fija el PRC es holgado para llegar a algún acuerdo, pero hay que discernir si en realidad está dispuesto a respaldar los Presupuestos, que hasta han recibido ya el aval provisional de sindicatos y patronal, lo que pone en tela de juicio la reprobación regionalista, o aun así prefiere echarse al monte para hacer más creíble su oposición al Gobierno Buruaga en la carrera electoral. También habrá que evaluar hasta dónde está dispuesto a llegar el PP en su esfuerzo porque el regionalismo apruebe el tercer proyecto presupuestario ya presentado por el Gobierno en el Parlamento. En la estrategia negociadora entra la discusión a cara de perro desde posiciones muy lejanas, pero también hay que dar margen al teatrillo de los interlocutores.
Es cosa sabida que hay dos sensibilidades en el PRC sobre el apoyo a los Presupuestos 2026: los que se oponen, con la candidata autonómica, Paula Fernández, y su equipo, y los alcaldes que quieren conservar el buen trato que les dispensa el Gobierno Buruaga. Para evitar la fractura interna todos han de ceder algo: los partidarios de plantar al PP se han visto obligados a negociar y los proclives aceptan que es necesario presionar al Ejecutivo para que sea más agradecido con la generosidad que el PRC le ha demostrado en esta legislatura, en la investidura de Revilla y en los dos primeros Presupuestos. El secretario general, Miguel Ángel Revilla, era partidario de proponer al PP un catálogo de reivindicaciones de interés general para incorporar a las cuentas del año próximo. De momento, el documento regionalista ha sido recibido por el PP con cajas destempladas, como si fuera una coartada para hacer imposible el entendimiento como prefiere Paula Fernández.
Entre las exigencias presupuestarias del PRC en los ámbitos industrial, sanitario o ganadero, figura también el acuerdo de adecuación salarial que tiene en pie de guerra al sector docente desde hace muchos meses. Los regionalistas, que gestionaron la Educación en la legislatura de la pandemia, mantienen su apoyo a los profesores, que sin embargo ya no cuentan con el favor de las familias.
Los dos primeros Presupuestos de la legislatura recibieron el respaldo del PRC en sendas negociaciones de cinco minutos. Esta vez es muy distinto: los socios de ayer hoy están alejados y habrá que ver cuánto podrán acercarse en un mes de dimes y diretes, si el PRC mantendrá su negativa o doblará la mano al PP con sus exigencias antes de conceder el apoyo a las cuentas por responsabilidad política.
La presidenta Buruaga ha insistido en que el PRC es la primera opción del Gobierno como aliado presupuestario, como en años anteriores, y lo va a seguir haciendo. El regionalismo, cree el PP, no puede dar la espalda a unas cuentas con tan alto gasto social y atención a los servicios públicos como las de 2026.
Buruaga aspira a hacer del PP la gran referencia del centro político, no quiere inclinarse hacia la derecha. También el PRC dijo siempre que su apoyo al PP era para evitar a Vox y en eso el paisaje no ha cambiado. PP y Vox han aprobado juntos la Ley de Simplificación Administrativa y antes derogado la Ley de Memoria Histórica. En los Presupuestos está más difícil el acuerdo, pero no imposible, tal como están las cosas.
La prórroga de los Presupuestos actuales no es un recurso airoso para el Ejecutivo popular. No puede seguir los pasos de Pedro Sánchez y menos cuando Buruaga acaba de subrayar ante los alcaldes y ante la opinión pública la vital importancia de tener las cuentas en vigor como un arma de progreso para la comunidad. No faltan quienes invocan la posibilidad de adelantar las elecciones como ha hecho Extremadura y pueden hacerlo otras comunidades sin mayorías presupuestarias para aprobar sus Presupuestos, pero eso en Cantabria, a diecinueve meses de las inevitables elecciones de 2027, sería como matar moscas a cañonazos y además el calendario no da de sí.
En la dirección del PRC seguro que manejan las estrategias diversas para las próximas semanas. No es sencillo especular qué efecto puede tener en unas elecciones autonómicas que el PRC apruebe o derribe con sus votos los Presupuestos de Cantabria. A lo mejor no es un factor tan decisivo. Más trascendente puede resultar hacer la cuenta de cuantos de sus más de treinta alcaldes va a conservar el PRC si sus jefes votan en el Parlamento contra el dinero y los recursos que proporciona a los municipios el Gobierno del PP.
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