De encuestas y protocolos
El autoritarismo se combate con el talante democrático de reconocimiento del otro
Oliverio Martínez Cepedal
Miembro del Secretariado del sindicato STEC
Lunes, 2 de junio 2025, 07:12
De encuestas. Las encuestas son herramientas, no del todo. El sociólogo francés Emilé Durkheim, padre de todas ellas, las entendía como un método cuantitativo capaz ... de estudiar un fenómeno social, sea este cual sea. Las encuestas, ¿dicen la verdad? No, dicen una verdad, una verdad que nos puede ser interesante para entender la realidad, pero que necesariamente no la agota y ni puede ser el reflejo exacto de la misma. Lo malo es cuando la metodología no esta contrastada, o cuando los estudios o informes concebidos para un fin terminan siendo pervertidos y utilizados retorcidamente.
Recientemente se ha dado una noticia en la que se asegura que el 65% de los profesores está satisfecho con su salario, ¿'una realidad' o la realidad? Analicemos. Para empezar los parámetros estudiados son fijos pero la encuesta se hace en diferentes momentos del curso, no es lo mismo unos meses que otros en educación, luego ya de antemano la encuesta es interesante para mostrar una pluralidad de datos y situaciones, pero no para mostrar un grado de verificabilidad alto en un parámetro concreto.
Otro aspecto a tener en cuenta es que esta encuesta es la primera que se realiza con este motivo y por lo tanto el margen de verificabilidad con datos anteriores es nulo. Los fenómenos sociales se deben de entender en sus trayectorias, una encuesta es una foto pero no es capaz de estudiar verazmente la satisfacción acerca de nada si no sabemos de donde venimos. La educación es un fenómeno social vivo, 'in media res', se trata de entender una dinámica, una realidad en movimiento, tal y como es la educación. La foto, por bien sacada y trabajada que esté, es incapaz de registrar la secuencia.
Las encuestas se publican en momentos determinados, y por motivos orientados, y todo esto aunque se hayan concebido para otro motivo. Que se haya utilizado una encuesta concebida para estudiar la satisfacción y la convivencia del profesorado en los centros con fines políticos da buena muestra del grado de enfado del consejero. El informe tiene un valor interesante y sirve bien como sondeo inicial de las necesidades psicosociales de los centros, como preparación de estrategias de prevención y como histórico inicial para estudios posteriores, para eso está concebida y bien trabajada. Sin embargo, falla para estudios de satisfacción concreta de un parámetro por su falta de contrastación con otras metodologías y con datos anteriores. Es decir, la carga de verificabilidad de un fenómeno se incrementa si se llega a la misma conclusión por diferentes metodologías y en diferentes momentos. Aquí se quieren asumir conclusiones absolutas solamente con una metodología y un informe, por serio que sea, tiene una baja verificabilidad y una robustez muy mejorable todavía.
Sin embargo, lo que es verdaderamente preocupante es el uso político que está dando el consejero de esta interesante herramienta de trabajo sociológico. Cuál es el grado de desesperación por el que atraviesa Sergio Silva para que todo lo que toque lo quiera convertir en arma arrojadiza contra el profesorado y sus representantes sindicales. La palpable realidad es que Silva es incapaz de contrarrestar la realidad sociológica aplastante que supone una manifestación de 6.000 personas por las calles de Santander. No hay informe sociológico capaz de tapar esa realidad y no hay encuesta capaz de silenciar ese clamor.
De Protocolos. El pasado 14 de mayo se aprobó por unanimidad el nuevo Protocolo de Acoso, protocolo que viene a mejorar un Protocolo de Acoso anterior que ya estaba obsoleto, anticuado y que no contemplaba las nuevas realidades de los centros, ni tan siquiera leyes tan fundamentales como la Ley de para la igualdad efectiva de la mujer y el hombre, y la más actual Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual. Esta deuda histórica queda por fin mínimamente saldada, aunque todavía queda mucho por caminar juntas. El nuevo Protocolo incluye un reseñable apartado de prevención donde la Unidad Técnica de Mediación Laboral y el propio Servicio de Prevención de Riesgos Laborales ocupan un lugar destacado, sin duda un avance en términos restaurativos.
Como nos dijo Aristóteles, la verdad de algo se puede entender a través de la materia y la forma. De este modo puede ser que el nuevo Protocolo tenga defectos, de hecho tiene algunos, por eso los sindicatos seguiremos esa custodia. Sin embargo, en líneas generales supone avances significativos, pero ¿cómo se ha llegado a estos avances? Por la forma del trabajo y de la negociación.
Aunque el arranque de la mesa de trabajo partió de momentos de tensión y de franco desencuentro, las posiciones fueron acercándose poco a poco y mejorando el clima del trabajo. Esta mejora viene del buen hacer de todos sus componentes y no de la imposición radical de los criterios de la Consejería. El autoritarismo se combate con el talante democrático de reconocimiento del otro y con el adecuado acompañamiento de una intención honesta de llegar a espacios de entendimiento, acordar desde la diferencia, transaccionar, debatir... etc. Sin embargo, en otras mesas de negociación este talante y esta honestidad negociadora ya vemos que no existen. Quizás Silva y Buruaga tengan que recibir alguna clase de valores democráticos y de resolución de conflictos de dichas secciones, o en su defecto reincorporarse a las clases de Filosofía política de 1º bachillerato... Por cierto si nos bajan la ratio tendrán mejores clases.
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