Las pequeñas cosas
Todos los días hay cuestiones menores que, en su conjunto, contienen un valor inmenso
Dar un paseo por la playa; la sonrisa de una persona que quieres; un gracias de palabra o en un mensaje; la palabra amable de un camarero; el buenos días que te regala una persona por la calle; el primer sorbo del café de la mañana; el beso que te da la persona que quieres; el abrazo de un amigo; la sonrisa de un niño por la calle; un guiño de complicidad; el saludo afable de una persona conocida; el brindis en una cena con amigos; el final de cuando subimos una cuesta; el amanecer o una hermosa puesta de sol; el ceda el paso de un conductor en la carretera; una carita sonriente en el Whatsapp; el primer bocado de una comida que nos gusta; la expresión de una persona que quieres cuando abre un regalo que le has hecho; la sorpresa positiva; los gestos de admiración que hacemos y que nos hacen.
Las frases ingeniosas pronunciadas por alguien en el momento apropiado; un toque de humor que nos provoca risa; el gol de nuestro equipo en la tele o en la radio o en el campo; una buena nota en un examen (más aún si es de nuestro hijo); la noticia de que alguien se ha recuperado de una enfermedad; la suerte experimentada por alguien y que le favorece; cuando nos proponen un viaje o una fiesta; los primeros segundos de la canción que nos gusta; una brisa de aire fresco cuando sentimos calor o el radiador calentito en los momentos de frío; el suspiro de alivio de alguien que queremos; el roce de la piel con la persona que amamos; dar un beso en la frente a un niño; ceder el sitio a una persona mayor; el ánimo que damos o que recibimos en un momento de dificultad; el pésame sentido y con dolor y bien recibido; el primer trago de agua fresca con mucha sed.
La primera pregunta que vemos en un examen y que nos la sabemos; una buena noticia nuestra o de alguien que queremos; mover los pies para bailar una pequeña canción; los primeros pasos de una caminata; la vista del horizonte en el mar; el sonido del agua corriendo en el río o en el arroyo; el de las olas al llegar a la orilla; el olor de la hierba recién segada, del pan recién hecho o del café recién molido; la inocencia de un niño ante algo que no sabe; el afecto incondicional de nuestra mascota; sacar la maleta para iniciar un viaje que nos apetece; percibir la mirada de quien nos mira bien; o el primer instante en que nos quedamos dormidos tras un día intenso.
Todas estas son pequeñas cosas que, en conjunto, tienen un valor inmenso.