HAY DÍAS
La destrucción de la mujer es la última defensa de un yo débil que naufraga. Si no obtengo tu deseo, poseo tu vida y la aniquilo, piensa el macho en una fantasía que mata
'Woyzeck', la obra de teatro de Georg Büchner, narra la tragedia de un hombre y de Marie, su pareja, que será asesinada por él. ... La obra quedó incompleta tras su muerte en 1837, pero es considerada una pieza relevante sobre la condición y explotación humana. Ha sido objeto de numerosas adaptaciones musicales y operísticas. La más conocida es 'Wozzeck', de Alban Berg.
'Marie' es una ópera de cámara con texto de Lola Blasco y música de Germán Alonso producida por el Teatro Real de Madrid. Retoma el personaje de la Marie de Büchner. No solo es una magnífica obra sino una poderosa reflexión sobre la vinculación entre la pobreza, la condición de las mujeres y la violencia machista, tanto desde el punto de vista individual como social. Una situación que inevitablemente se suele trufar de prostitución, drogas y cualquier tipo de marginación posible.
Es una ópera fascinante, llena de aciertos escénicos y musicales. Si la cito en estas páginas es por el tema planteado cuya realidad desgraciadamente no deja de crecer. Actualmente no se está representando, pero se puede ver en la página de My Opera Player del Teatro Real. Hay días establecidos para celebrar y recordar situaciones y acontecimientos. También para dolerse por ellos. Es el caso del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
El soldado Woyzeck, aniquilado por una sociedad clasista y brutalmente injusta, a su vez aniquila a su amante, Marie, tan desgraciada como él. El drama pesimista, sin alternativa en Woyzeck, acaba en Marie imposibilitando esperanza alguna. Muchas personas han visto en esta obra de Büchner un antecedente del lúcido y desgarrado teatro de Samuel Beckett. La Marie de Blasco y Alonso está ambientada en una especie de club de striptease de carretera que se llama por varias razones Viacrucis. La puesta en escena, las luces y la música chirrían y resultan a veces desagradables… pero, ¿acaso no lo son, la mayoría de las ocasiones, los clubes de alterne de las carreteras? Y no por el comercio sexual en sí mismo, sino por la explotación, violencia y degradación que contienen.
La historia es sin duda conocida y ha sido contada desde el inicio de la literatura. La tragedia y la comedia griega ya lo hicieron, pero también literaturas anteriores y posteriores han expresado el dolor de la opresión de los seres humanos obra del poder y el dinero. Si además se trata de mujeres, ese dolor se amplifica hasta ser asfixiantemente cruel. Tanto es así que en la obra ni siquiera llegamos a conocer a Marie, sino que son otros, incluso algunos de los contribuyeron a su muerte, los que nos lo relatan. Tosca, Turandot, Margarita Gautier, Mimi, Madame Butterfly, Carmen… mueren, pero con cierta dignidad y solemnidad. No así Marie, sórdidamente asesinada más por pobre y mujer que por cualquier otra razón.
Morirán seguramente mayor número de hombres que mujeres en conflictos, guerras y enfermedades. Pero no mueren por violencia doméstica, no son asesinados como las mujeres, por aquellos que debían amarlas… o dejarlas, pero no matarlas. No mueren por ninguna implicación social o política. Mueren en casa, asesinadas por maridos, padres, hermanos, cuñados… solo por el hecho de ser mujeres y por razones sexuales como la posesión o los celos. Mueren por ser capaces de dar placer y por ser capaces de experimentarlo. Y por querer elegir qué hacer con su cuerpo y su deseo. Con su vida. Es una violencia ejercida en el mundo íntimo, en su realidad biológica.
Toda violencia es injusta, pero ninguna más atroz que la que se ejerce sobre los infantes. Y sobre los pobres se puede añadir. Si además de pobres son mujeres estando en su teórico ámbito de seguridad y más aún si son niñas, el horror resulta insoportable.
¿Por qué se mata a una mujer? Porque ella no muestra su deseo hacia el hombre. Nada hay más satisfactorio que ser el deseo de otro. Y nada más frustrante que no poder serlo. El cliente del burdel, aun después de haber recibido lo acordado, mata. Y lo hace porque sabe que nunca podrá obtener por dinero o por matrimonio lo que más desearía: ser el deseo de la mujer. Podrá follar, podrá correrse, pero no será deseado. El cliente sabe que eso depende de la mujer y no lo conseguirá aquel que la maltrate de una forma u otra. Solo la mujer desea lo que desea. El hombre, por lo general, es más dependiente de que su deseo sea aceptado por el de la mujer. La destrucción de la mujer es la última defensa de un yo débil que naufraga. Si no obtengo tu deseo, poseo tu vida y la aniquilo, piensa el macho en una fantasía que mata.
La violencia machista no tiene parangón con los demás tipos de violencia. Su génesis y aplicación es diferente
La propaganda de la ópera 'Marie' afirma que refleja la tragedia de la mujer contemporánea. Tendrán razones de marketing para decirlo, pero no es así. Refleja la tragedia de la mujer en todo tiempo y lugar siendo con frecuencia la más desgraciada entre los desgraciados.
La violencia machista no tiene parangón con los demás tipos de violencia. Su génesis y aplicación es diferente. Los varones que piensan que tener genitales masculinos les hace merecedores de alguna clase de privilegio son unos brutos que están al borde de la violencia. Lo mismo que los que opinan que haber nacido en un lugar aporta derechos especiales sobre los demás. Machismo, nacionalismo, clasismo son expresiones del mismo déficit mental y social. Como seres deficitarios son fácilmente presas de la humillación, el fracaso, el desamor y todo tipo de impotencias. Y, pobrecillos, a pesar de los privilegios resulta que se sienten mal. Frustrados y no queridos. Existen dos formas de manejarse con esa situación. Una es luchar contra las estructuras sociales que permiten esas situaciones y otra luchar para encontrar en sí mismos la capacidad de sobreponerse a ideologías y modas causantes de un sufrimiento privado, comprometiéndose en la propia transformación social. Y como esto es, sin duda, largo y difícil, buscan un atajo: culpar a otros de sus males. O más directo aún, acabar con ellos: agredir y matar. Los vemos con claridad brutal en Marie. Woyzeck, el más desgraciado y agredido, es quien mata.
Con frecuencia el amor conyugal supone una relación en la que cada uno devora los afectos y la inteligencia del otro
No hay tal sorpresa en que ocurra tanta violencia en el campo amoroso, matrimonial o familiar. Con frecuencia el amor conyugal supone una relación en la que cada uno devora los afectos y la inteligencia del otro. Su exigencia es totalitaria. El amor todo lo puede, todo lo merece, todo lo soporta, afirma un popular texto. Aislados del mundo, yo lo seré todo para ti y tú todo para mí. Cuando eso falla, y ocurre siempre, o se recompone la relación casi desde las bases o se abandona el campo de juego… o se mata al otro porque se le considera responsable del fracaso de esa totalidad miserable. Los hombres tienen miedo y eso les esclaviza. En lugar de rebelarse contra la tiranía del matrimonio convencional, del amor doméstico, en lugar de optar por la seducción se opta por la violencia.
Jacques Lacan decía que la mujer es un síntoma para el hombre mientras que el hombre constituye un estrago para la mujer. ¡Que así no sea!
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión