El héroe en Santoña,a las cincode la tarde
No era el mejor, pero sí el más valiente. Murió de una cornada en 1934, cuando quiso iniciar la faena de muleta sentado en un ... estribo de la plaza de Manzanares (Ciudad Real). Su muerte causó el dolor de sus amigos, los poetas de la Generación del 27. Y si 'Granadino' fue el nombre del animal que le mató, otro granadino, Federico García Lorca, le proporcionaría la inmortalidad «a las cinco de la tarde», con su 'Llanto por Ignacio Sánchez Mejías'.
Quizás por ser valiente, o temerario, perdió su vida. Pero también las salvó. Asiduo visitante de Santander, Sánchez Mejías toreó en Santoña el 19 de julio de 1925 evitando una catástrofe. La puerta de los toriles se abrió cuando las cuadrillas estaban preparando el paseíllo. El grito del público alertó a los toreros, que huyeron en varias direcciones, mientras el toro enfilaba a uno de los compañeros que había dudado ante la presencia del animal. Sánchez Mejía acudió a su ayuda con el capotillo de paseo, y según relata 'El Pueblo Cántabro', «vio también con terror que el toro le dejaba y miraba hacia fuera, hacia la calle, donde una enorme cantidad de chiquillos y de mujeres estaba presenciando la entrada de los picadores en la plaza por la puerta abierta de par en par». El toro avanzaba hacia la multitud, pero Ignacio avanzó hacia la res gritando: «¡Toma, toro!». Y el astado volvió la cara hacia Sánchez Mejías persiguiéndole hacia el centro del ruedo, dando tiempo a cerrar la puerta del arrastre que daba a la calle.
Cuánta razón tenía García Lorca: «¡Qué gran torero en la plaza! / ¡Qué buen serrano en la sierra! / ¡Qué blando con las espigas! / ¡Qué duro con las espuelas! / ¡Qué tierno con el rocío! / ¡Qué deslumbrante en la feria!» y qué valiente en Santoña, a las cinco de la tarde.
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