Luces de Navidad
La Navidad comienza a iluminarse, pero no todo es oro lo que reluce. Las luces de los árboles de Navidad, por ejemplo, no son tan ... católicas. Fue idea de Martín Lutero, el cura que en su tiempo atizó los desmadres del Vaticano. Dicen que durante uno de sus paseos Lutero vio brillar las estrellas entre los árboles y se le ocurrió adornar el abeto navideño con velas. Fue una idea preciosa y simbólica, pero las velas provocaron incendios y disgustos en muchos hogares.
Con la llegada de la electricidad, las luces se han desbordado. En estas fechas no hay ahorro energético ni cambio climático que valgan. Tiramos la casa por la ventana. Las ciudades compiten a ver quién las tiene más grandes y luminosas. Todas quieren ser como Nueva York, o como Vigo. También Cartes podría presumir con su gigantesco y famoso árbol navideño, pero sus luces no van a brillar tanto como el iluminado de su exalcalde, que ganó su plaza de funcionario municipal y la de su hermana mientras ostentaba la máxima autoridad del Ayuntamiento. El vicio de colocar a los parientes imitando a sus jefes políticos no tiene límites para algunos.
Las luces de los árboles no son las únicas que van a encenderse en estas fechas. El día de Año Nuevo comenzarán a parpadear las balizas V16 conectadas a la Dirección General de Tráfico que, además de recaudar al ser compra obligada y homologada, servirán para aumentar la seguridad vial cuando un vehículo se averíe en la carretera. El hecho de que los centros de gestión de tráfico cuenten con nuestras geolocalizaciones al encenderse las balizas ha hecho desconfiar a más de uno en estos tiempos de voracidad por los datos personales, filtraciones y violación de la privacidad, porque ¿quién nos garantiza que los datos no caigan en manos de algún otro Fiscal General del Estado? No todo es oro lo que reluce.
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