Algo más que caracoles por San Andrés
En Castro son famosos las barras de pinchos y su cocina marinera
JOSÉ LUIS PÉREZ
Sábado, 7 de noviembre 2015, 10:56
Castro Urdiales, por la estampa que compone su bahía, por su arquitectura civil y religiosa o por sus vestigios arqueológicos es parada obligada para el viajero y punto de encuentro para el amante de la buena mesa con la cocina tradicional y de claro corte marinero. A pocos días de la celebración de San Andrés -el 30 de noviembre, lunes en esta ocasión-, la gastronomía centra las conversaciones no en vano ya se están trazando los preparativos para la fiesta donde los caracoles y el besugo a la preve protagonizaran el menú.
Cuatro paradas
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No se trata de un Vía Crucis, pero sí cuatro sugerencias para el visitante que contemple Castro como un destino gastronómico.
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En El Marinero, bajo la dirección culinaria de un experto Esteban Modino, el cliente disfrutará tanto de la excelencia de sus pinchos y raciones en la zona de bar, como de las soberbias materias primas en el restaurante. Entre 1975 y 1980 este restaurante tuvo una estrella Michelin, la primera de Cantabria. Desde un restaurante con esa categoría vuelve a Castro un joven cocinero con muchas ganas y propuestas, Alberto Romayor, en el Colón. Hay que seguirle de cerca porque dará sorpresas. Para disfrutar con las mejores vistas al mar hay que visitar el Asador El Puerto, brillante por su buenos pescados y mariscos y por sus esmeradas elaboraciones. Finalmente, en La Arboleda vuelve a primar la cocina marinera y de producto de temporada, siendo un buen ejemplo sus jornadas de las angulas.
Pero la cocina de Castro va más allá y es aquí donde procede ensalzarla. La influencia del mar es tan determinante que se refleja de forma inequívoca en las cartas y en las especialidades. Los pescados y los mariscos representan la punta de lanza de una cocina que mima el producto, que se cuida mucho a la hora de elegir la materia prima, que apuesta por la excelencia desde antes de entrar en los fogones. El puerto pesquero y las tradiciones contribuyen a que siempre sea una apuesta segura disfrutar en estos restaurantes con un buen pescado 'de lonja' o salvaje, preparado con respeto y sencillez, a la plancha o al horno, depende del gusto del comensal. Vamos con algunas propuestas: lubina, merluza, lenguado, bacalao, jibiones... o guisos más elaborados como la marmita de bonito o de langosta. Se suman a esta relación los arroces marineros, tan presentes en todas las cartas como demandados por el cliente.
Pero la calidad del producto también se traslada a las materias primas procedentes de huertas del entorno. Artesanos a pequeña escala, pero fundamentales para que el resultado final sea premium.
Cocina en miniatura
Como en algunas otras villas del norte de España, Castro Urdiales está en condiciones de presumir de sus barras de pinchos. Vistosas por la variedad y el colorido, son algo habitual en muchos establecimientos y capaces de captar la mirada del cliente y de cautivar su paladar. Pequeñas composiciones en miniatura, tostas con algún producto, mini bocadillos o bandejas que constituyen el punto de partida de una excelsa ración. Nuevamente las materias primas del mar cobran el papel estelar en las barras, sin olvidar las anchoas, tan típicas de las villas marineras del oriente de Cantabria. Comer de pinchos es también un plan ideal en Castro Urdiales.
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