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San Cipriano despliega en la pradera su tirón como patrón de la tradición montañesa
La fiesta de Cohicillos reunió a centenares de devotos de toda la cuenca del Besaya rendidos a la auténtica romería de 'prao'
San Cipriano ejerció este martes de patrón de la tradición montañesa, demostrando su tirón al congregar a centenares de romeros deseosos de disfrutar de una jornada marcada por el pito, el tambor y la pandereta, cánticos y bailes regionales en la dura subida del Santo y en la pradera alta de Cohicillos. Como regalo, el Santo regaló una mañana magnífica a los peregrinos que le acompañaron hasta la ermita de San Cipriano.
Después de un Día de las Albarcas multitudinario y lluvioso, los cielos se despejaron para reunir a más devotos incluso de lo esperado, dispuestos a perpetuar una celebración catalogada como Fiesta de Interés Turístico Regional.
Como ya es habitual no le faltó al Santo una buena escolta, romeros de toda edad, sexo y condición, igualados por el traje montañés. Entre ellos, el delegado del Gobierno, Pedro Casares, la presidenta del Parlamento, María José González, la consejera de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad, Begoña Gómez del Río, o la líder del PRC Paula Fernández Viaña, además del presidente de su partido, Miguel Ángel Revilla, diputados, alcaldes y concejales de muchas corporaciones vecinas.
Policía Local, Guardia Civil, Urgencias y Protección Civil dieron cobertura a los romeros llegados desde Torrelavega, de Los Corrales de Buelna, de Iguña, Cabezón o Puente San Miguel, Reocín, Polanco o Mazcuerras.
El Santo salió de su iglesia puntual, a las 10.45 minutos, escoltado por cientos de romeros, pero el recorrido se hizo largo y tardó un poco más de la cuenta en entrar en la pradera y cruzar las puertas de su ermita, allá sobre las 12.15 del mediodía. La Misa Solemne dio paso a la romería y la actuación de los Picayos de Cohicillos, que se habían unido a la procesión en su pueblo, en una de las paradas obligadas.
La caminata se hizo larga y a la llegada a lo alto el cansancio se notó, con lo que hubo que guardar fila, como siempre, para aprovechar el agua fresca de una fuente que forma parte de la tradición. Los 12 caños a pleno rendimiento y no daban abasto. Como siempre, otra parada imprescindible y alivio para los cientos de personas que participaron en la jornada. Se bebió de la fuente y, para no dejar ningún cabo suelto en la tradición, se cortaron ramas de avellano para ensartar las no menos tradicionales rosquillas de San Cipriano, que se podían comprar en muchos puestos desde el Alto de San Cipriano a la ermita.
Una fiesta que trasciende al interés regional
Y así, entre comida de campo, buscando cualquier resguardo, bocadillos, botas de buen vino y cánticos de la tierra, se fue pasando la mañana, «una romería de las que apenas quedan ya, una fiesta a preservar y difundir», decía la alcaldesa anfitriona, Lorena Cueto, acompañada por buena parte de su equipo de gobierno y de la Corporación cartiega, todos empeñados en su campaña por demostrar que San Cipriano no tiene porqué quedarse en la categoría regional, que es un Santo Patrón con tirón nacional.