Laredo inicia la cuenta atrás para reabrir la piscina municipal ocho años después

La fecha exacta de su reapertura aún se desconoce. Pero el pasado 28 de abril se dio un paso decisivo con el acta de formalización del contrato entre el Ayuntamiento de Laredo y la mercantil segoviana Sima Deporte y Ocio SL, encargada de explotar el servicio durante los próximos cuatro años, por un importe anual de 324.068 euros.

La semana que está a punto de iniciarse será la que marque el comienzo del contrato, con la rúbrica del acta de inicio, que abrirá un plazo máximo de 15 días para que el adjudicatario revise la piscina y aporte un certificado que deje constancia del correcto funcionamiento de las instalaciones.

Por tanto, y salvo sorpresa de última hora, las instalaciones quedarán listas para abrir formalmente sus puertas durante el mes de mayo. Pero eso no garantiza el arranque de la temporada de baños. Entre otros motivos, porque a día de hoy no existe información respecto a qué deben hacer las personas interesadas para formalizar su condición de usuarios de la piscina. Otra incertidumbre tiene que ver con los precios del servicio. Porque en la jornada de puertas abiertas celebrada el pasado 26 de marzo se distribuyó un folleto con información de los precios públicos que estaban en vigor en el momento del cierre de la instalación. Pero en aquellos momentos no se ofertaban algunos de los servicios incluidos en los nuevos pliegos y que la empresa ofertó como mejoras. Todo ello podría abocar a nuevos retrasos.

Dentro de un mes se cumplirán ocho años desde aquel 19 de junio de 2015 en el que los 800 usuarios de la piscina, así como sus siete trabajadores, se encontraron con el anuncio de cierre indefinido del recinto. Una medida adoptada por un recién elegido alcalde, Juan Ramón López Visitación, a la vista de un informe de los servicios técnicos que alertaba del «riesgo de desprendimiento» de la cubierta.

Para poner en contexto aquella fecha, baste decir que la piscina de Colindres aún no había iniciado su explotación. Por lo que quienes quisieron seguir con la práctica de la natación bajo cubierta debieron darse de alta en la piscina de Santoña. Fue el caso del Club Natación Playa Salvé, convertido en nómada a la espera de que, próximamente, pueda recuperar la normalidad de los entrenamientos y la competición en su casa de toda la vida.

En Laredo casi todo el mundo sabe que la piscina se asienta sobre el histórico edificio que en su día acogió el antiguo matadero. Un inmueble que goza de la máxima protección arquitectónica, lo que motivó el naufragio del primer proyecto redactado para rehabilitar la instalación. Así comenzó a torcerse un expediente que tuvo en la forma de financiar los trabajos uno de los puntos de enfrentamiento entre el equipo de gobierno socialista de López Visitación y la oposición.

La obra quedó encarrilada a finales de la pasada legislatura, y el contrato se formalizó de manera definitiva en octubre de 2019, ya con Rosario Losa de alcaldesa. El 20 de noviembre de ese mismo año comenzaron los trabajos. Los doce meses de plazo de ejecución recogidos en el contrato se convirtieron en 38 meses, más del triple. Esta demora se saldó sin sanción para la empresa.

Con las obras en marcha desde noviembre de 2019, hubo que esperar tres años, hasta octubre de 2022, para tener disponibles los pliegos del concurso para su explotación. Una licitación que hubo que retirar y volver a convocar un mes después y que, por fin, quedó resuelta el pasado 30 de marzo.