La gaita cántabra saca pecho en Unquera
La localidad se llenó ayer de color y música tradicional para homenajear una vez más al instrumento
. Los gaiteros fueron los protagonistas ayer en Unquera, donde se celebraba la XXII edición de la fiesta que honra a este instrumento en su ... modalidad cántabra. Pero no estuvieron solos. Se acompañaron, una vez más, de diversos folcloristas, que llenaron la localidad de música tradicional y color durante toda la jornada.
Los vecinos lo disfrutaron con toda la intensidad. Entre trajes montañeses y a ritmo de pito y tambor, llegaba por la tarde a la zona del ferial Sergio Alechigerra con su hijo Carlos, de cuatro años, de la mano. «Al niño le gusta mucho este ambiente y, además, es una manera de que aprenda de nuestras tradiciones», comentaba. Relatos del día. A unos metros y muy atenta a las actuaciones de la carpa, Luz Lamo, folclorista, esta vez vino de paisana. «A ver a la sobrina de una amiga, que va a tocar la pandereta en la muestra infantil», comentaba ilusionada.
Los sones habían empezado a escucharse al mediodía, cuando las actividades se iniciaron con el vistoso pasacalles, con integrantes llegados desde diversos puntos de la región.
Capitaneado por la Banda de Gaitas Cantabria, el desfile reunió también a la Banda de Gaitas de La Montaña, Banduca L'Ábrigu, Banduca Traslarroza, aulas de gaita y tambor de Mariu Torre, Escuela de Folclore de Val de San Vicente, Los Trakaté y un Gatu, el grupo de gaitas San Pablo y la Cobla del Sol Infinit.



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Desde los balcones y en las aceras, a ambos lados de la carretera general, el público se contagió de la alegría trasmitida por los participantes, que, poco a poco, fueron llegando a la zona del ferial, donde a partir de entonces, se concentraron las actividades.
Así, después de degustar una rica paella preparada por la organización, los presentes fueron cogiendo sitio para ver actuar a algunos de los grupos del pasacalles, a los que se sumó Cahórnega, que puso el cierre. También hubo un curioso concierto didáctico a cargo de Pablo Carpintero.
La entrega del Fuelle de Oro volvió a ser el momento más emotivo de la celebración. Esta vez, con el fotógrafo Vicente Ansola Trueba como homenajeado, quien había recibido la llamada de los organizadores como «una sorpresa muy agradable, algo inesperado», dijo.
Vinculado desde los años ochenta con el mundo del folclore, del que conserva multitud de imágenes, y ahora jubilado, continúa siguiendo de cerca las tradiciones. Y aplaudiendo este tipo de actos: «Pueden sentirse orgullosos tanto el Ayuntamiento de Val de San Vicente como todas las personas que lo organizan de que se conserve esta fiesta», expuso, tras señalar que «es muy importante que se conserve esta celebración».
Para terminar y reponer fuerzas, los asistentes pudieron degustar el esperado chocolate con corbatas.
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