San Vicente espera desde hace dos años un nuevo proyecto para el puerto deportivo
El Gobierno de Cantabria prometió, a inicios de legislatura, la redacción de una alternativa a la que habían tumbado los tribunales en 2019, que incluía hasta 272 amarres
«San Vicente de la Barquera contará en un breve plazo de tiempo con un nuevo proyecto de puerto deportivo». Así de contundente se lo ... adelantaba a El Diario Montañés el consejero de Fomento, Roberto Media, hace ahora justamente dos años. Unas declaraciones que surgieron tras el varapalo que supuso conocer la providencia del Tribunal Supremo (TS) en la que se ratificaba la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) que había anulado definitivamente el proyecto inicial que incluía hasta 272 amarres y había sido denunciado por los ecologistas e IU.
La noticia es que, transcurridos 24 meses de este anuncio oficial, no hay novedades del anunciado nuevo proyecto para el puerto deportivo. Una espera que se hace ya pesada porque se trata de una histórica reclamación, en la que tanto vecinos como empresarios y políticos siempre se han mostrado reivindicativos.
A preguntas de este periódico sobre si hay novedades en la redacción del nuevo proyecto anunciado, la Consejería de Fomento ha rehusado aportar ningún detalle, ni adelantar en qué situación se encuentra este asunto.
Lo último que se sabe es que Media especificó que, tras conocerse el fallo del TS el 21 de julio de 2023, «de manera inmediata se encargó al Instituto de Hidráulica de Cantabria la redacción de otro plan». Según relató entonces el consejero del ramo, los técnicos de su departamento y de los servicios jurídicos del Gobierno de Cantabria analizaron conjuntamente las consecuencias de la sentencia del TSJC en la que se desgranaban los problemas por los que se anuló el proyecto inicial, «para no volver a equivocarnos».
Tras ese primer estudio, había otros dos aspectos que las autoridades se tendrían que plantear. En primer lugar, la ubicación del futuro puerto, para valorar si lo más conveniente era seguir apostando por la de la propuesta anulada (que se localizaba en el frente del paseo marítimo situado junto al parque de San Vicente) o si era mejor elegir otro espacio. En segundo lugar, también era imprescindible revisar el tamaño del puerto. «El objetivo es hacer un buen trabajo y que el puerto deportivo sea una realidad» declaró entonces el titular de Fomento.
Ese firme compromiso con esta infraestructura también lo reafirmó en su día la presidenta regional, María José Sáenz de Buruaga, quien, en su primera visita oficial a San Vicente, en el verano de 2023, anunció que este proyecto estaría incluido en el nuevo Plan de Puertos de Cantabria.
La presidenta incluso reconoció que el proyecto anulado era «una infraestructura adecuada, razonable y ajustada, tanto económica como ambientalmente, a las necesidades de San Vicente de la Barquera», por lo que recalcó que se impulsaría su ejecución que reconoció como «una reivindicación histórica de los barquereños».
Una historia muy accidentada
El primer proyecto del puerto de San Vicente de la Barquera contó, antes de ponerse en marcha, con una larga tramitación administrativa al ejecutarse en un espacio que cuenta con diferentes figuras de protección, como es el Parque Natural de Oyambre y ser Lugar de Interés Comunitario (LIC). A pesar de ello, el plan recibió los informes favorables de todos los organismos implicados, entre ellos el del Patronato de Oyambre. Varios informes y estudios ambientales también lo avalaron, como el del Instituto de Hidráulica de Cantabria.
Así pues, las obras se iniciaron en el otoño del año 2019. Pero apenas cuatro meses después se paralizaron, inicialmente de manera cautelar y luego de manera definitiva porque una sentencia del TSJC –a raíz de una denuncia de Ecologistas en Acción– estimó que la construcción traería consigo importantes afecciones ambientales. Esa sentencia contó con el voto particular contrario de uno de los tres magistrados que la emitieron. A pesar de ello, se permitió continuar con las obras que se ejecutaban en tierra firme. De esta manera, se renovó la maltrecha escollera del paseo marítimo, que se reformó, y se la dotó de las infraestructuras necesarias por si, posteriormente, se autorizaba continuar con el puerto deportivo, dar los servicios de agua y luz a los futuros pantalanes.
En aquella parte de la obra se invirtió medio millón de los casi cinco millones de euros de presupuesto total, sin contar los otros 500.000 euros de inversión previstos para ejecutar cuatro importantes actuaciones en el Parque Natural de Oyambre. Estas eran medidas compensatorias de mejora medio ambientales contempladas en todo el proceso y que también se frustraron.
El puerto que ya nunca saldrá adelante contemplaba seis pantalanes con un total de 272 amarres. Casi la mitad serían para embarcaciones de hasta seis metros de eslora, con lo que se daría servicio a las que en la actualidad se encuentran fondeadas en las rías y que se ven, en muchas ocasiones, afectadas por los temporales y el oleaje.
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