El maltrecho dique de Bengoa, en Santoña, urge su restauración
Los vecinos asiduos a la senda de la escollera reclaman que se reponga la pasarela que se vino abajo hace ya tres años y alertan de su mal estado
El dique de Bengoa, en pleno corazón de las marismas de Santoña, es un entorno privilegiado para pasear y contemplar las aves que o bien ... habitan el lugar o bien están de paso. Cada día son muchos los vecinos que transitan por este paraje buscando el silencio y la tranquilidad que se respira y es raro no encontrarse con algún aficionado a la ornitología -en muchos casos procedentes de fuera de Cantabria- con sus prismáticos intentando avistar algún pájaro. Y son precisamente los asiduos a este espacio natural protegido los que lamentan la «dejadez» y el «abandono» que sufre: actualmente, la escollera da una imagen que no está a la altura del humedal más importante del norte de España.
Lo que más echan en falta los santoñeses que transitan por la senda del dique es poder cubrir el recorrido completo. «Una vez llegas al observatorio, hay que darse la media vuelta porque el tramo está roto y la pasarela que se instaló se cayó ya hace tiempo, y así se ha quedado», expone Tere, que abre el paraguas ante unas nubes grises que comienzan a descargar: «Me da pena porque el recorrido se hace corto y antes (cuando conectaba con la carretera autonómica CA-141) iba andando hasta Piedrahíta».
Junto a la caseta de madera de Bengoa hay unas vallas metálicas tiradas en el suelo que en algún momento estuvieron en pie con cinta de policía para impedir el paso. Están ahí porque hace tres años que la pasarela de madera que se instaló para que el sendero fuera transitable en su totalidad se la llevó la corriente y el hueco, cada vez más grande, es imposible de salvar.
Fue en 2015 cuando este tramo del dique colapsó por primera vez. Entonces se generó un boquete que tardó tres años en solucionarse con un pequeño puente, cuya cimentación -se asentó sobre un muro de escollera- no era muy sólida. A duras penas aguantó las fuertes corrientes de agua y se vino abajo a finales de 2022. Desde entonces, no se ha repuesto.
Permisos
Actuar en este entorno natural protegido requiere del permiso tanto de la dirección Parques Naturales como de la Demarcación de Costas, lo que ralentiza la ejecución de cualquier proyecto. Pero «no pueden dejarlo así eternamente», apunta Luis, vecino de Argoños. Cuenta que viene «de vez en cuanto a caminar por esta zona», aunque verlo así desincentiva, «así que ya voy más por el paseo de El Gromo».
1 /
Toda la senda, señala, necesita una «mejora importante». Este vecino afirma que no entiende mucho de aves, pero es que, además, «no hay un solo cartel explicativo para toda la gente que viene por aquí a verlas». Y es que solo quedan en pie los soportes de madera. A cuenta del vandalismo se han arrancado los paneles y los que sobreviven están cubiertos de grafitis o sus letras se han borrado con el paso del tiempo.
La instalación de madera que hace de observatorio, por su parte, exhibe una imagen «deplorable». Está repleta de pintadas y «a veces hay restos de basura en el interior». Otro de los desperfectos a la vista es el muro de hormigón de la cara exterior del paseo. Muchas de las piezas están resquebrajadas, otras a punto de venirse abajo y las hay que ya se han desprendido. También se observan deformaciones en las piedras de la escollera que requiere de un refuerzo y el pavimento de grava, aunque se ha reparado en algunos puntos, también presenta irregularidades.
Existe proyecto
El equipo de gobierno anunció a comienzos de este año que quería reformar íntegramente esta senda. Con esa meta, modificó el Plan de Sostenibilidad Turística de Santoña, en el que incluyó una ambiciosa actuación de 647.000 euros. La idea era remodelar el paseo desde su inicio en la zona norte del polígono industrial hasta el final, donde conecta con la carretera autonómica. La obra planea colocar una pasarela «más estable y duradera» para que el camino sea totalmente transitable. Entonces, estaba pendiente de las autorizaciones de los organismos que protegen este humedal y se planteaba la cesión de la zona para poder acometer los trabajos.
De momento, no se ha encargado aún la redacción de este proyecto. Pero el tiempo apremia porque el Plan de Sostenibilidad tiene que estar ejecutado para junio de 2026. Lo que sí se ha adjudicado, con la financiación que permite este plan, es la instalación de dos prismáticos de observación y dos bancos de hormigón para su colocación en los observatorios de aves de La Arenilla y Bengoa, con el fin de mejorar la experiencia de los visitantes.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión