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Valentín revalida hazaña en Ambrosero zampándose 17 sobaos
El murciano no pudo batir su propio récord, a pesar de engullir 18 piezas al infringir un par de normas que impidieron contabilizar la última
Hubo quien participó con la mera intención de merendar y echarse unas risas. Otros acudieron con más serias pretensiones y pusieron a prueba su estómago ... hasta decir basta. Y, luego, está el caso aparte del murciano, Valentín Carrasco Ferrer, – una auténtica 'máquina de comer' –, quien revalidó su propia marca al meterse entre pecho y espalda 17 sobaos (de los grandes) en solo ocho minutos. Lo cierto es que engulló 18 piezas y pudo batir el récord, pero al infringir dos normas no se contabilizó la última y tuvo que conformarse con repetir la hazaña del año pasado.
Por tercera vez consecutiva, este joven, de 31 años, y natural de Cartagena, se impuso en la cuarta edición del Campeonato Mundial de Comedores de Sobaos, que se celebró en la tarde de este sábado en el pueblo de Ambrosero (Bárcena de Cicero). El evento fue el plato fuerte de las fiestas de Santa Ana. La curiosidad por ver este espectáculo de glotones movió masas, congregando a cientos de vecinos y visitantes, que insuflaron ánimos a los treinta participantes en liza. Procedían de todos los puntos de España. Por supuesto, concurrieron aspirantes de Cantabria. De Santander, Santoña, Torrelavega, Riotuerto, Herrera de Camargo, Sarón..., pero también llegaron desde Madrid, Valencia, Oviedo, Valladolid o País Vasco. Algunos son ya caras conocidas del evento y año tras año lo intentan. Otros se estrenaron, como una pareja disfrazada en plena despedida de solteros, pero con Valentín al lado poco o nada pudieron hacer.
En cuanto se anunció que el vencedor de las dos últimas ediciones, había vuelto para hacer de las suyas todas las miradas se dirigieron a él. Y es que el estómago de este comedor habituado a este tipo de retos XXL – divulga sus atracones en redes sociales – parece no tener fondo. Al menos, en Ambrosero, no lo ha encontrado. Fue capaz de zamparse en un abrir y cerrar de ojos 17 piezas. Casi tres kilos de este manjar cántabro. Su facilidad para engullir dejó sin opciones al resto de aspirantes y al público con la boca abierta. Asombraba verlo devorar uno a uno los sobaos de la marca local Escojo Artesanos. Es esta empresa, de la mano de la junta vecinal de Ambrosero, la organizadora de la prueba, asentada ya en el calendario estival de Cantabria
La proeza de Valentín tuvo su buena recompensa. Se llevó un premio de 1000 euros, patrocinados por la empresa Multiservicios Río Miera. Haciendo cálculos se embolsó 59 euros por cada sobao que se jamó. El alcalde de Bárcena de Cicero, Gumersindo Ranero, le entregó el cheque y un cinturón de boxeo de campeón.
El concurso arrancó pasadas las ocho de la tarde con la atleta santoñesa, Dolores Marco, como madrina. Fue la encargada de dar el campanazo de arranque y final de la prueba. Entre medias, una treintena de tragones - divididos en dos tandas - ingirieron todos los sobaos que fueron capaces a lo largo de ocho minutos. Cada uno a su ritmo, aunque todos compartieron táctica. Optaron por partirlos en trozos y mojarlos en un vaso con leche de Valles Unidos del Asón. Para que no se les hiciera bola, bebieron agua. Mucha agua. Y ninguno se manchó gracias a los baberos gigantes que lucieron de color naranja.
Hubo un cuádruple empate y del segundo al quinto clasificado todos se zamparon diez sobaos. El desempate se realizó a ver quién encestaba más piezas de este manjar en un cubo. Así, el segundo puesto, dotado con 500 euros, fue para Manuel Rodríguez y el tercero quedó Javier Carrera, con 300 euros. La mujer con más fondo fue de nuevo, Eva Díaz, de Sarón, que, además, ocupó la quinta plaza.
En este divertido espectáculo gastronómico también hubo solidaridad. Se subastó un babero firmado por el ganador que alcanzó en una reñida puja 350 euros. Un dinero que irá a parar al proyecto solidario Unidos por un Reto de Óscar Negrete para la investigación del alzhéimer. Para esta causa también fueron los 2000 euros en juego en el caso de que se batiera el récord. Esta vez no fue posible. Habrá que esperar al próximo verano.
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