¿Cómo dar carácter a un espacio de Santander que 'sobra'?
Los arquitectos que cambiarán cinco pequeños lugares de la ciudad ahora en desuso explican de qué forma surgieron sus ideas para los próximos cinco microespacios
«¿Cómo se puede dar un carácter, un sentido, a un trozo de ciudad que sobra?». Esa fue la pregunta que se hizo uno de los cinco ganadores de Microespacios ... antes de abordar su proyecto. Esta mañana se han presentado en el Ayuntamiento de Santander las cinco propuestas que revitalizarán cinco lugares en desuso de la capital dentro de la cuarta edición del concurso, que recupera la colaboración entre el Consistorio y el Colegio de Arquitectos de Cantabria (Coacan).
Galo Toribio y Cristina Martín, equipo ganador de dos de las cinco categorías, han presentado las propuestas 'Jardín Escénico' y 'Simbiosis'. La primera de ellas, «lo que más necesitaba este espacio encerrado por edificios era una zona ajardinada» y, con ese primer objetivo definido por Cristina Martín, cambiarán las Escuelas Verdes de la calle Antonio Cabezón.
Es diferente su idea 'Simbiosis' para la entrada al barrio de Pronillo desde la bajada del Caleruco. Una plaza que Galo Toribio ha descrito como «muy dura y muy expuesta al sol». Por eso mantendrán los árboles existentes e incluirán nuevas zonas de sombra. «Queríamos volverla agradable donde los vecinos quieran ir», ha explicado el arquitecto. También reubicarán la parada de autobús y el paso de cebra anexos para mejorar el tránsito y la convivencia entre el peatón y los vehículos.
El microespacio de General Dávila 228 es imperceptible para el ciudadano, pues es «un hueco entre edificios», como han explicado los ganadores del concurso Lucas Peraita y Javier Torrado. Es una zona sin aceras donde «no hay nada para el disfrute del peatón» y se va a convertir en un área deportiva gracias a su propuesta '¡Juega!'. En este espacio hay una bolera que se desplazará al otro extremo y en su lugar actual instalarán una 'zona skatepark'. «Nos interesa mucho que se convierta en un espacio en el que convivan dos generaciones y así acercar los bolos a la gente joven», ha desarrollado uno de sus creadores.
En la frontera entre los barrios de Cazoña y El Alisal, el proyecto ganador es 'Juegodepaso', de Alberto G. Ahijado, Martha Wall, Marcos Jayo y José Luis Ruiz. Con ella van a convertir «un todo de césped que no acaba de ser funcional» en una zona ajardinada y de descanso. «Va a ser un espacio de transición entre dos zonas con un urbanismo muy diferente», ha desarrollado uno de sus ideadores.
El proyecto de Fumoril, en el barrio de Cueto, se revitalizará con el arte japonés Kintsugi, «que responde a la idea de la reparación de las heridas físicas y emocionales», ha argumentado su creador, el arquitecto David Ceballos. «Es una plaza olvidada, absolutamente carente de identidad y conquistada por los coches, que queremos humanizar», ha añadido. Y su idea es dividir el espacio en cuatro zonas para que «el único protagonista del entorno sean los vecinos».
Al acto de explicación de los proyectos han asistido la alcaldesa de Santander, Gema Igual, el concejal de Urbanismo, Javier Ceruti, y el decano del Colegio de Arquitectos, Moisés Castro. Igual ha ponderado los proyectos, que ha señalado como «muy difíciles, al trabajar en situación muy difíciles para estos 'rotos urbanos' que necesitaban una costura. Por su parte, Ceruti ha ensalzado la recuperación de este concurso y confía en que «no se interrumpa la recuperación de estos espacios y se ejecuten en el plazo establecido».
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