El ambiente deslumbra en Cuatro Caminos

Siempre hay ambiente antes de las tardes de toros en Cuatro Caminos. Siempre hay gente con el sube y baja por Jerónimo Sainz de la Maza. Y más, si el tiempo acompaña. Si es de esos días con la brisa justa para que el sol aparezca, pero sin picar. De esos en los que apetece sentarse en las terrazas de los bares que, algo más arriba de la plaza, viven su agosto en julio. Y todo eso, aunque el comienzo de la semana se haga notar. Lunes. Hubo algo menos de gentío en los aledaños si se compara con el fin de semana. Pero con las mismas ganas y pasión. Que para eso era la primera con matadores.

Por la calle, antes de empezar el festejo, familias y grupos de amigos de diferentes rincones de España que se reúnen en grupos para disfrutar de la tarde. Se nota por los acentos si uno escucha. Los de aquí, claro. Pero también andaluces, vascos, castellanos... Muchos compran o se traen de casa sus cojines, preparados para ver los toros de Juan Pedro Domecq para Fortes, Fernando Adrián y Borja Jiménez. «Nosotros llevamos viniendo cada año, 18 años seguidos», comenta Maricruz Iglesias Marzo junto a su familia. Vienen desde Pamplona, acompañados también por colegas procedentes de La Rioja. Muy cerca, grupos de amigos vestidos a juego con la camiseta de su peña. Eso da color a la tarde, lo mismo que las personas que lucen el pañuelo azul que caracteriza a la Semana Grande. Y puestos a buscar costumbres, están los que pudieron gozar de los caramelos redondos que esta vez lanzaron desde el Pirulo III, el barco de los de la peña La Pirula. Unos afortunados.

Toca ir accediendo a los tendidos. Toca vaciar las terrazas. Toca dejar la calle desierta para centrarse en lo que pasa dentro. Tarde de toros en Cuatro Caminos..

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