Igual: «La Zona de Bajas Emisiones estará implantada en Santander antes de 2026»

La ZBE deberá aplicarse una vez aprobada una ordenanza que recoge el área delimitada y las sanciones a aplicar, en el caso de que se incumpla lo que fije esa regulación. Hay que recordar que su implantación es obligatoria en las ciudades con más de 50.000 habitantes desde enero de 2023. Ese es el plazo legal, sin embargo, los municipios que aún no la han establecido tienen hasta finales de 2025 para hacerlo si desean evitar sanciones y la pérdida de ayudas estatales. Tampoco está en plazo el resultado de esos sensores desplegados por las carreteras más céntricas, que debería haberse presentado el pasado febrero. Aun así, ya en diciembre, Igual adelantó que «con la información recabada hasta el momento», su intención no es restringir el tráfico ni crear una 'almendra central' que impida el paso de vehículos contaminantes. Su idea es detectar qué calles son las que registran más picos de contaminación y limitar en ellas la velocidad máxima e incluso cambiar los ciclos de los semáforos o instalar más si hace falta.

Fue a mediados de año pasado cuando el Ayuntamiento de Santander desplegó una red de sensores para recopilar datos de tráfico y contaminación en la ciudad. Lo hizo con un presupuesto de 2,3 millones de euros de fondos europeos. Se pusieron en marcha diez estaciones para medir la calidad del aire, cuarenta sensores de ruido (sonómetros), 455 de aparcamiento, dieciséis paneles led de mensajería variable y diez más, también led, de aparcamiento. Tras calibrarse, empezaron a acumular información en verano. Sin embargo, como durante los meses de verano Santander soporta mucho más tráfico que el resto del año, el Ayuntamiento aún sigue recabando datos. «Para febrero o así tendremos ya el diagnóstico. Por lo que nos están diciendo, ratificamos que Santander no es una ciudad contaminada, aunque puede haber algunas zonas que tengan algún pico», añadió hace medio año la alcaldesa.