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Evacuación de heridos en el incendio de Juan de la Cosa. Alberto Aja

Dos hermanos mueren en el incendio de un ático en un edificio centenario de Juan de la Cosa en Santander

El fuego se desató en un quinto piso pero se propagó hasta el sexto, donde residían las dos víctimas mortales | Hay dos personas heridas: el otro hermano de los fallecidos, que sufre una grave intoxicación por humo, y un policía local, que está leve | Los vecinos desalojados ya pueden volver

Viernes, 17 de enero 2025

Dos hermanos, Pilar y Francisco 'Paco' Moro, de 78 y 76 años, fallecieron este viernes intoxicados por el humo causado por el incendio en un piso situado en el número 33 de la calle Juan de la Cosa, en la confluencia con San Martín, en Santander. El fuego comenzó pasadas las nueve de la mañana en la quinta planta del edificio y generó una densa humareda que se propagó rápidamente hasta el sexto, donde residían los dos fallecidos a los que previsiblemente no les dio tiempo a abandonar su casa antes de verse afectados por el humo. Un tercer hermano, Domingo, de 61 años, que también estaba en el ático, permanece ingresado en el Hospital de Valdecilla en la Unidad de Cuidados Intensivos de Politrauma por una intoxicación de monóxido de carbono grave. En el suceso también resultó herido un agente de la Policía Local de Santander, de 35 años, que trabajaba en las labores de extinción, aunque su intoxicación era más leve, por lo que después de ser tratado en la cámara hiperbárica y de estar en observación en Urgencias, fue dado de alta ayer.

Las primeras hipótesis, según la versión de los propios vecinos, apuntan a que el incendio se originó, por causas que aún se desconocen, en un colchón del quinto piso, que generó una gran columna de humo visible incluso desde Somo, al otro lado de la bahía. Estas mismas fuentes aseguran que la vivienda está destinada al alquiler por habitaciones y nadie pudo precisar cuántos inquilinos se encontraban en su interior en el momento de los hechos.

Ubicación del edificio siniestrado. DM

De todas formas serán los investigadores los que determinen las causas que provocaron el fuego. La Policía Judicial es ahora la encargada de la peritación. Agentes de la Científica recogieron este viernes mismo pruebas en el lugar del suceso.

El Ayuntamiento de Santander, por su parte, ha decretado un día de luto. La alcaldesa Gema Igual trasladó su «profundo dolor» por esta tragedia y envió un sentido pésame a los familiares y amigos de los fallecidos.

Los vecinos del inmueble afectado, que fueron desalojados durante el incendio, pudieron volver a sus casas a última hora de la tarde tras comprobar los técnicos que la estructura no había sufrido daños.

«No puede ser. De verdad, esto no puede estar pasando. Eran personas queridísimas», repetía una y otra vez una de las vecinas que reside en el inmueble afectado, de madera y construido en 1920, y en el que vivían tanto propietarios como inquilinos. Una mañana –la de este viernes– «tensa y agónica» que comenzó con un chillido de alerta: «¡Fuego, fuego, fuego, salid de casa!», escuchó esta misma mujer desde la cama. «Nunca pensamos que esto terminaría así».

El primer aviso que recibió el Servicio de Emergencias del 112 fue a las 09.24 horas. Entonces, el «caos» ya había comenzado en la calle Juan de la Cosa. Gritos, agobio y «mucha incertidumbre». Los vecinos del inmueble afectado, que cuenta con una docena de viviendas, salieron corriendo de casa. Con lo puesto. En pijama y zapatillas. Y muchos con sus mascotas. Algunos huyeron por el aviso de los propios vecinos y otros porque fueron alertados por la Policía. Rápidamente empezaron a llegar más dotaciones tanto de bomberos, como de Policía Local y Policía Nacional. Dada la magnitud del incendio, se organizó un hospital de campaña y acudieron hasta el lugar de los hechos nueve vehículos del 061: cuatro ambulancias de soporte vital avanzado y cuatro de soporte vital básico, además de la unidad de apoyo logístico, «que lleva recursos especiales». También se cortó el tráfico desde el primer momento, aunque sí se dejó paso a algunos vehículos que tenían que salir –sobre las cuatro de la tarde se abrió de nuevo el vial–.

Fue precisamente el gran despliegue de medios que se produjo lo que hizo presagiar a todos los vecinos –los del edificio afectado y los del barrio– que el asunto era «muy grave», según comentaron en esos primeros instantes en los que la tensión se apoderó tanto de los profesionales que trabajaban en el suceso como de los vecinos, que esperaban noticias. «¿Dónde están mis padres?», preguntó alterado un joven, cuyos progenitores residen en este edificio, y que se encontraban al otro lado de la calle esperando noticias. También estaban allí los vecinos del número 29 –el edificio colindante–, que por «prudencia» fueron desalojados. La alcaldesa de Santander, Gema Igual, que se hallaba en Valencia –en una visita de la Federación de Municipios de España, de la que es vicepresidenta, a los pueblos afectados por la dana– cuando ocurrieron los hechos, explicó que, al vivir personas con movilidad reducida en el inmueble contiguo, los bomberos prefirieron que salieran de sus casas de forma preventiva por si necesitaban actuar desde ahí. «No estaba previsto, pero si por lo que fuera los bomberos tenían que entrar por ese edificio, sacar a los inquilinos después iba a ser más costoso. Sobre la una de la tarde ya habían regresado a sus casas.

Foto tomada esta mañana desde Somo, donde se aprecia la densa columna de humo que ha generado este incendio en Santander, al otro lado de la bahía.

Pasadas las once de la mañana, los bomberos, que dispusieron una autoescala y trabajaron sin «parar», consiguieron sofocar el incendio. Para entonces, el fatal desenlace –que todos presagiaban– fue oficial. Poco después, llegó el coche fúnebre para trasladar los restos mortales de «Pili y Paco», como les llamaban sus allegados. «No me lo puedo creer. Era única, muy flamenca y alegre. Estaba estupenda. Me cuesta hablar de ella en pasado», comentó María, una mujer que no residía en este barrio pero que se acercó hasta la calle Juan de la Cosa al conocer lo ocurrido. Ahora, está muy pendiente de Domingo, que recibió este viernes una primera sesión en la cámara hiperbárica. Su pronóstico es grave y está pendiente de evolución, según informaron desde Valdecilla.

Hasta el lugar de los hechos se desplazó a primera hora de la mañana el concejal de Protección Ciudadana, Eduardo Castillo, y más tarde llegó la segunda teniente de alcalde, Margarita Rojo, la consejera de Presidencia, Isabel Urrutia, el director del Servicio de Emergencias, Samuel Ruiz, y la delegada del Gobierno, Eugenia Gómez de Diego.

Hipótesis sobre el origen

Esas primeras hipótesis vecinales sobre origen del fuego en el colchón fueron cobrando más fuerza. «Eso es lo primero que nos han comentado los vecinos del quinto pero hay muchas incógnitas en este tema, es mejor dejar a los que saben que dejen claro qué es lo que ha producido el incendio», comentó Juanjo Merino, vicepresidente de la comunidad de vecinos afectada por el suceso, conmocionado por lo ocurrido. Y es que ese piso –el quinto– se «alquilaba por habitaciones», según los vecinos. Por su parte, la alcaldesa sí avanzó que todas las hipótesis sobre el incendio apuntan a que fue «un accidente» y así se está tratando. «No hay ninguna premisa para tratarlo de ninguna otra manera».

«Nos han sacado de la cama gritando ¡fuego, fuego y fuego!»

A última hora de la tarde de ayer, fuentes municipales confirmaron que el edificio no presentaba daños estructurales, por lo que los vecinos pudieron regresar a sus casas. Aun así, los bomberos volvieron este viernes por la noche a la zona del siniestro y también harán este sábado lo propio «como medida de seguridad». Teniendo en cuenta que el suceso es reciente y que en algunos puntos del edificio –los más altos– aún persiste el olor a humo, desde el Ayuntamiento pusieron a disposición de los afectados el centro Princesa Letizia, como es habitual en otras ocasiones. Aunque, por el momento, ninguno ha realizado una petición al respecto.

También hicieron lo propio durante las horas que duró el desalojo. Para resguardarse del frío, desde el Consistorio ofrecieron a los vecinos de los dos inmuebles acudir al Centro Cultural Madrazo. Allí, las concejalas de Barrios y Servicios Sociales, Lorena Gutiérrez y Zulema Gancedo, estuvieron con los afectados. Además, un grupo de la Cruz Roja con una psicóloga atendió a los inquilinos, ya que algunos estaban muy nerviosos por lo sucedido.

María José Velázquez y Liliana Borges son dos de las vecinas que acudieron al centro cultural a la espera de poder volver a su casa. Allí, junto a su gato y un amigo que fue a apoyarlas y a llevarles más ropa, explicaron cómo habían vivido el desalojo. «Sonó el timbre poco después de las nueve de la mañana y pensaba que era un paquete», narra Velázquez. «Pero nadie respondía. Entonces escuché gritos y a los vecinos por las escaleras». No se lo pensó más, avisó a sus compañeras de piso, cogieron los abrigos, los documentos, metieron a su gato en el transportín y bajaron a la calle.

Charo Pérez fue otra de las vecinas que se encontraba en las instalaciones municipales tomando un café y esperando novedades. El incendio le pilló en la cama. «El jueves llegué tarde de un viaje y tardé bastante en acostarme, así que cuando llamaron al timbre aún estaba en la cama. Estuve a punto de no levantarme». En un primer momento pensó que eran los del gas o los del agua, ya que había olvidado anotar los datos en el folio que suelen colocar en el portal. «Pero como había tanto ruido, terminé levantándome y cuando abrí la puerta había un policía que me dijo que me vistiera rápido y bajase». A Charo le sorprende que no tuvo miedo. «Uno nunca sabe cómo va a reaccionar ante algo así». Se abrigó con lo primero que encontró y también le puso el abrigo a su perro. «Lo único que me importaba era que saliéramos los dos».

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