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Una marea verde se vuelca en la lucha contra la ELA en Santander
La marcha, solidaria y reivindicativa, congregó a 850 personas en un recorrido que comenzó en la playa de Los Peligros y bordeó la costa hasta llegar al Faro
«La ELA no espera. Las promesas no curan. La financiación salva vidas. Hace siete meses celebrábamos una conquista histórica: la aprobación unánime de la ... Ley ELA en el Congreso (...) Pero siete meses después, sigue sin aplicarse. Más de 600 personas han muerto sin recibir una sola de las ayudas prometidas». Así comenzó el manifiesto de la cuarta edición de la marcha por la ELA (esclerosis lateral amiotrófica) de Santander, que leyó Ana Isabel Martín Revuelta, vicepresidenta de la asociación cántabra CanELA. La cita solidaria, que comenzó en la playa de Los Peligros y bordeó la costa hasta llegar al Faro de Cabo Mayor por Mataleñas, congregó a 850 personas en una mañana «exitosa» para la organización. «Agradecemos la concienciación social de los cántabros».
Uno de los momentos más emotivos de la jornada se vivió justo antes de que comenzara la marcha, cuando se entregaron doce rosas a doce personas que padecen ELA y que encabezaron el recorrido de un encuentro solidario, pero también reivindicativo. «La Ley ELA se aprobó para garantizar una respuesta específica, equitativa y coordinada en todo el Estado. Pero la falta de un modelo común entre comunidades autónomas está creando desigualdades crueles», añadió Martín durante la lectura del manifiesto, momento en el que no pudo contener la emoción. Por ello, reclamó una «coordinación real y efectiva entre Gobierno central y autonomías. No aceptamos más excusas institucionales. No aceptamos que una ley de vida se convierta en rehén de intereses partidistas. La ELA no distingue colores políticos. Solo entiende de urgencia y de dignidad», concluyó.
A pesar de la amenaza de lluvia -llegó a chispear en algunos tramos- la marcha se desarrolló con normalidad y una marea verde llenó de «esperanza» este sábado las playas de Santander. «Hemos venido toda la familia porque hace pocos meses falleció un amigo por esta maldita enfermedad. Toda ayuda es poca, es una injusticia», comentaba Carolina Navarro, una de las participantes a las que le emocionó «enormemente» la respuesta de la sociedad.
Una vez en el Faro, se celebró una exhibición de la Unidad Canina de la Policía Nacional y un sorteo de regalos. Y desde allí, la organización habilitó autobuses hasta la calle Castelar. Así, todo lo recaudado -la donación por cada inscripción es de 10 euros- se destinará íntegramente a los servicios esenciales de CanELA, que facilita asesoramiento personalizado, atención emocional, fisioterapia, logopedia, ayudas técnicas y herramientas de tecnología asistida, que permiten a los pacientes comunicarse con los ojos sobre un teclado cuando la enfermedad ya les roba la voz.
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