Los nombres de las 16.800 infancias robadas en Gaza
La Plaza del Ayuntamiento de Santander acoge una lectura ininterrumpida de los nombres de los menores fallecidos en la franja, de entre cero y diecisiete años
A las nueve de la mañana, la Plaza del Ayuntamiento permanecía en silencio. Apenas algún transeúnte cruzaba el lugar cuando, en un atril decorado con ... los colores de la bandera palestina, una mujer ha comenzado a leer en voz alta: «Cero años, no llegaron a cumplir su primer cumpleaños: Noula Walid, Maryam Nour Al-Din, Fatima Louay…». Con esa lectura arrancaba el acto convocado por activistas, que se han propuesto nombrar, uno por uno, a los más de 16.800 niños gazatíes que han perdido la vida. El acto se alargará hasta las 00.00 horas, en honor a todas las vidas perdidas, familiares destrozados y al personal sanitario que trabaja día a día.
«Cada persona leerá durante unos diez minutos aproximadamente», explicaba Carmen Saiz, activista argentina que no se pierde «ninguno de los eventos organizados para visibilizar la horrorosa situación que se vive en Gaza». Todavía no ha salido a leer, pero aguardaba su turno mientras, una a una, salían a la palestra todas aquellas personas que deseaban colaborar. «Todo el mundo es bienvenido; quien quiera leer, se une sin problema», añadía. Saiz mantiene contacto con una mujer gazatí que vive con sus dos hijos. «Son dos chavales que llevan dos años sin infancia, ni siquiera han podido ir al colegio. Perdieron a su padre a causa de la guerra», contaba, visiblemente emocionada.
Otras personas, como Najaty Jaraby —un médico palestino que lleva 55 años residiendo en el norte de la península—, ya habían pasado por el micrófono para participar en la lectura. «Uno de los primeros nombres que se han leído es el de un primo mío», contaba con emoción. Jaraby reconoce que las noticias que recibe de su familia son fragmentadas, como las que llegan al resto del mundo, a través de redes sociales, medios especializados o informes humanitarios. «Lo ha leído mi mujer, pero no ha podido continuar. Las lágrimas y la tristeza la han superado», relataba con voz entrecortada. «Da igual que sean niños de Gaza, de África o de cualquier otro país o situación, todos los niños se merecen una infancia. Aunque hoy estamos aquí por mis paisanos», concluía.
Ayer, la cifra de niños muertos en Gaza ascendió a 18.000. Un dato estremecedor que, según UNICEF, equivale a que cada día se asesine a una clase entera de 28 estudiantes. «Cada media hora muere un niño gazatí», recuerda Ángeles Cabría, una de las participantes en el acto. La mayoría de estos fallecimientos son debidos al nulo acceso a tratamientos médicos como la diálisis, cirugías, medicamentos y fundamentalmente a la falta de alimentos.
El evento ha sido concebido como un espacio de unidad. «Hoy no hay organizaciones, no hay agrupaciones; todos somos uno. Nuestro propósito es rendir homenaje y dar testimonio de esas infancias y vidas arrebatadas», señalaba Cabría. Los nombres que se están leyendo, de niños y niñas de entre cero y diecisiete años, pertenecen a cuerpos que han podido ser identificados. Pero los organizadores advierten de que «hay miles más sepultados bajo los escombros, bajo estructuras caídas; se estima que la cifra real podría triplicarse».
Fotografías de protesta
Durante el acto también se exhibe una selección de fotografías que retratan la cruda realidad en Gaza: niños con extremidades amputadas, pequeños desfallecidos en brazos de sus familiares, rostros empapados en lágrimas por el hambre. «Son imágenes duras, sí, pero la ciudadanía tiene que verlas», insiste Cabría. Las instantáneas han sido tomadas por fotógrafos y periodistas que, como apunta la activista, «están en las trincheras del genocidio y hacen de ojos para mostrarnos la realidad que otros prefieren no ver».
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