El parque de los Bomberos Voluntarios estrena cúpula
La restauración de la lucera de hierro, con una inversión de 15.000 euros del Gobierno de Cantabria, devuelve la luz al histórico edificio inaugurado en 1905
El Parque de Bomberos Voluntarios de Santander vuelve a mirar al cielo con su cúpula de hierro y cristal completamente restaurada. La consejera de Presidencia, María Isabel Urrutia, ha visitado hoy la nueva reforma de consolidación de la estructura que corona el patio interior del histórico edificio —una lucera de 14,5 metros de altura sostenida por ocho pilares de sillería— que amenazaba con desprenderse tras más de un siglo de vida.
La intervención, valorada en unos 15.000 euros y financiada por el Gobierno de Cantabria dentro de los presupuestos de 2025, ha permitido asegurar una pieza arquitectónica singular en la ciudad y símbolo de la larga trayectoria del cuerpo voluntario. «Era una inversión necesaria y urgente por el mal estado de la instalación y por el valor patrimonial que representa», señaló Urrutia, que recordó que el parque «forma parte de la historia viva de la protección civil en Cantabria».
La consejera subrayó además que 2025 «ha sido un año lleno de buenas noticias para los bomberos voluntarios», con una inversión total de 30.000 euros entre mantenimiento e instalaciones, y anunció que el presupuesto de 2026, presentado hoy mismo en el Parlamento, mantendrá ese refuerzo. «Son un aliado indispensable en nuestro sistema de emergencias: cuando se les necesita, siempre acuden», destacó, recordando las duras labores que realizaron durante la catástrofe de la Dana y el apagón.
Por su parte, Mariano Linares, presidente del Real Cuerpo de los Bomberos Voluntaros, agradeció la ayuda recibida tanto del Ejecutivo autonómico como del Ayuntamiento de Santander —que aporta otra subvención de 16.000 euros— y puso en valor la entrega de los 18 bomberos voluntarios que, «de manera totalmente altruista, siguen manteniendo vivo un servicio que ya forma parte del alma de la ciudad». «Nadie cobra nada, pero todos damos lo mejor que tenemos. Con esfuerzo y pequeños ajustes, logramos mantener el parque y hasta acometer obras como esta cúpula», subrayó Linares.
Historia que nació del fuego
La restauración se ha inaugurado apenas unos días antes del 3 de noviembre, fecha en la que Santander recuerda la catástrofe del Cabo Machichaco. Aquel 3 de noviembre de 1893, la explosión del vapor cargado de dinamita en el puerto segó la vida de más de 500 personas, entre ellas la práctica totalidad del entonces cuerpo municipal de bomberos. De aquella tragedia nació, un año más tarde, el Real Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Santander, el mismo que hoy mantiene su compromiso de servicio 131 años después.