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Los técnicos de las calderas continuaron llamando ayer a los timbres de los pisos del número 33 de Juan de la Cosa. A muchos ... vecinos los habían restablecido el sábado el servicio de gas, pero quedaba por realizar la última comprobación: «A todos se les había abierto de urgencia el fin de semana porque hacía frío y no podían estar sin ello; pero había que terminar de comprobar la completa estanqueidad y seguridad de la instalación», confirmó uno de los operarios. Los residentes, todavía en shock tras el incendio del pasado viernes, que se cobró la vida de Pilar y Francisco (Paco) de 78 y 76 años, aplauden la «eficacia» con que se ha restablecido la normalidad. «Ha sido todo rapidísimo. Desde el Ayuntamiento, a la Policía, los bomberos, la empresa de limpieza, todos», asegura María Jesús, vecina del quinto derecha, puerta con puerta con el inmueble donde vivían los hermanos fallecidos.
«Eran casi como si fueran mi familia», lamentó emocionada y «muy preocupada» por el tercer hermano, Domingo, que permanece aún ingresado con pronóstico grave en el Hospital Valdecilla. Ella fue ayer una de las propietarias que estuvieron presentes toda la mañana para atender a los técnicos que desfilaron por las escaleras recién limpias. «El sábado estaban negras y ahora mira, ni rastro de suciedad. La verdad es que es un diez para toda la gente que ha hecho esto», celebró otra vecina.
Luis Cuevas
Párroco
Juan José Merino
Vicepresidente de la comunidad
Todos estuvieron también pendientes de la división científica de la Policía Nacional, que continuó con las pesquisas para confirmar la hipótesis de que el fuego se originó en una de las habitaciones del quinto izquierda, por un calefactor que prendió un colchón; una teoría que suscribió ayer la alcaldesa de Santander, Gema Igual. Lo que no aclaró la Policía fue si había localizado ya al inquilino que vivía en la habitación donde se originó el fuego. Una persona que permanece desaparecida desde que se prendiera el edificio. «Las investigaciones continúan y no podemos confirmar nada», señalaron fuentes del cuerpo sobre una investigación que se centra en ese inmueble, cuyo dueño alquilaba por habitaciones.
Las preocupaciones de los vecinos se ciernen sobre el tejado. Especialmente ayer, cuando pasaron la noche escuchando la lluvia repiquetear en el ático. Y es que en un edificio de madera, la humedad va causando un daño que que puede resultar irreparable. «Tenemos la prisa de que el seguro de la comunidad haga el peritaje para que puedan comenzar las obras de reparación», aclaró Juan José Merino, vicepresidente de la comunidad.
No hay novedades en el parte médico diario que ofrece el Hospital Valdecilla sobre el estado de salud de Domingo, hermano de los dos fallecidos en el incendio mortal de la calle Juan de la Cosa. Los facultativos aseguran que se mantiene estable dentro de la gravedad. Ha recibido ya dos sesiones en la cámara hiperbárica y este pasado lunes se mantuvo en observación en la Unidad de Cuidados Intensivos de Politrauma. Los vecinos del inmueble afectado por el fuego se mostraron ayer muy afectados por la situación de incertidumbre. «Lo peor es no saber qué va a pasar porque está muy grave y todos queremos que salga», afirmó una persona que mantenía muy buena relación con él. Vecino de 61 años, Domingo sufrió en el incendio una intoxicación por monóxido de carbono y a pesar de la gravedad del pronóstico, sigue pendiente de evolución.
«Se ha tapado una parte del tejado con una lona pero no todo. Hay una zona a la que no se ha podido acceder porque la estructura está algo dañada por el fuego. Hay viguetas afectadas y por eso es preciso primero contar con ese informe». Y llegadas las doce del mediodía todos dejaron de lado las preocupaciones por los daños materiales causados por el fuego para trasladarse a la parroquia San José Obrero de Tetuán, donde se oficiaba el funeral para despedir a Pilar y a Paco.
Una despedida multitudinaria
El espacio no fue suficiente para el medio centenar de personas que se congregó en la parroquia de Tetuán para decir adiós a los hermanos fallecidos. Entre la masa se encontraban familiares y amigos, pero también muchos vecinos y desconocidos sensibilizados con lo ocurrido.
«Con Pilar no tenía relación, pero a Paco sí que le conocía. Él compartía mucho con nosotros, era uno más con nosotros, y por eso esta vez me afecta mucho en lo personal», dijo el párroco, Luis Cuevas, que recordó la costumbre con la que Francisco participaba en las actividades sociales de la comunidad cristiana en el barrio.
«Me alegra que hayáis elegido este lugar para el funeral, porque aunque es un lugar pequeño, es precisamente por ello mucho más familiar», reivindicó el sacerdote mirando a los familiares de los fallecidos. Los describió como personas sencillas, «sin recovecos». «Gente, en definitiva, en la que se puede confiar, que te daba paz y que decía siempre la verdad», insistió en una ceremonia donde también participó una niña, familiar también, que leyó una carta en recuerdo a unas personas que «estarán presentes siempre en mi corazón», manifestó la pequeña. «Pilar ha sido en muchos casos como una madre conmigo. Nunca le estaré suficientemente agradecida por lo que hizo y siempre la echaré de menos», dijo para arrancarle más de una lágrima a muchos de los presentes.
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Ana del Castillo
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