Revientan las lunas de media docena de coches aparcados en un callejón de Castilla-Hermida
Hosteleros de la zona se quejan de «inseguridad», por el trasiego de gente que prolonga la noche en bares de barrio utilizados como 'afters'
Al menos media docena de coches aparcados en la calle Las Rederas -antigua Columna Sagardía- han aparecido con las lunas reventadas esta mañana ... y todo el contenido de sus maleteros y guanteras esparcido por la calle. Estaban estacionados al fondo del callejón sin salida de esta transversal de Castilla-Hermida, un espacio deteriorado y oscuro que muchos vecinos se ven obligados a utilizar por la dificultad de aparcar en algún otro lugar más adecuado en esta zona. A media mañana, los coches desvalijados seguían ahí, abiertos y expuestos a las inclemencias del tiempo, con sus enseres a la vista. La Policía Nacional ha dicho a este periódico que este supuesto robo con fuerza múltiple «se está investigando» y desde primera hora se está tratando de localizar a los dueños de los vehículos para avisarlos de su infortunio.
«Nos han dicho que no podemos tocar nada», ha comentado una pareja que sobre las 11.00, tras el aviso de la Policía, se acercó a comprobar el estropicio en su vehículo, un Peugeot 405. En su caso, la luna reventada es la del conductor. En el asiento de atrás, los supuestos ladrones habían apilado la rueda de repuesto, cajas y múltiples objetos sacados del maletero. Por la calle, botellas de agua y piezas que debieron de sacar en busca de objetos de valor. Ignoraban todavía qué les podrían haber llevado del interior de su coche. Como el suyo, los demás también son vehículos viejos y modestos. A su lado, un todoterreno Mitsubishi con la luna trasera hecha añicos, y dos Citröen Berlingo -una rotulada de una empresa constructora-, un ford Fiesta, un Peugeot 307... Todos con al menos un cristal roto y totalmente revueltos por dentro. A los pies de los coches, un batiburrillo de juguetes infantiles, chalecos fluorescentes, carpetas, herramientas, guantes...
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El primero en dar la voz de alarma fue Antonio, el dueño de un Peugeot, fotógrafo de profesión que vive muy cerca y suele dejar el coche en ese callejón. A él le reventaron la luna trasera. Directamente fue con el coche a la Jefatura del Cuerpo Nacional de Policía «para que la Científica tomara huellas y para avisar de la pila de coches que habían reventado al lado del mío». Una patrulla se acercó después por la calle Las Rederas a tomar nota de los coches para localizar a sus propietarios.
Los robos fueron perpetrados en un momento indeterminado de la noche. El taller Repara tu vehículo hace esquina y algunos de los clientes dejan también ahí el coche a la espera de que abra las puertas por la mañana. Cuando los empleados llegaron, se encontraron con el problema. «Este es un callejón que siempre está oscuro. Cuando nosotros salimos de trabajar por la noche aunque haya dos farolas casi no se ve nada», un sitio tenebroso que sin embargo es de lo más disputado para aparcar hasta en doble fila. «Porque por aquí es dificilísimo, desde que hicieron la explanada en el Puerto nos sacaron muchas plazas y no hay sitio en la zona», comenta un empleado. Al fondo del callejón hay un portal que pertenece al concesionario Ford y que tiene una cámara de vigilancia enfocando hacia la calle. «Es de pega», confiesan. No funciona. Pero, por si acaso, los ladrones respetaron a todos los coches que estaban 'a tiro' de esa cámara. Los demás, los reventaron todos.
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Vecinos de la zona recuerdan que hace diez años pasó algo muy parecido en la misma calle, que entonces se llamaba Columna Segardía. También habían reventado las lunas de media docena de coches aparcados, pero uno de los autores fue cazado enseguida porque se puso una cazadora que sacó de una furgoneta de Transportes Nacex, y la prenda ponía también 'Transportes Nacex'. Tras pegar el palo, se fue a un bar cercano con ella puesta y al rato acabó en manos de la Policía. En el juicio admitió los hechos y fue condenado a dos años de cárcel, según recuerdan en el barrio.
Sensación de inseguridad
Sobre la posible autoría de lo ocurrido esta noche, en la zona comentan los crecientes problemas de inseguridad que notan, sobre todo durante los fines de semana. Dicen que cuando cierra una discoteca situada en Candina, la gente, «que sale muy pasada», se mete en bares 'de barrio' en Castilla-Hermida que abren muy temprano a seguir la fiesta, «y suceden peleas, trapicheos y todo tipo de problemas». Y todo, «con una muy escasa presencia policial», dice Miguel, un hostelero al que también entraron a robar esta primavera. Forzaron la puerta de su bar, se llevaron las monedas del cambio y los cajetines de las dos tragaperras.
Un cliente comenta que no hay bar de Castilla-Hermida que se haya salvado, «han robado en el Trasmiera, en La Narda lo intentaron, en La Marga entraron, en La Fuga... en todos». El hostelero Miguel, que prefiere no desvelar el nombre de su bar, cuenta que, en su caso, las cámaras de seguridad que tenía instaladas habían grabado a dos encapuchados entrando en su local, «luego me enteré de que en ese momento -mes de mayo- había dos o tres bandas itinerantes actuando en Santander. No era gente de aquí. Vienen, pegan el palo y se van. No los cogieron».
Hace tiempo que decidió abrir más tarde su local para evitar clientes no deseados, «nos costó mucho que esa gente dejara de entrar aquí y que nuestra clientela fueran los vecinos del barrio. Al principio, cuando abríamos antes, entraban camellos, se metían en el baño cada dos por tres, peleas en la calle...». Él mismo hace tiempo que dejó de aparcar en el callejón de la calle Las Rederas, «desde que me pincharon una rueda», y comenta que hace unos días alguien tiró un objeto incendiario en un coche aparcado en la calle Castilla (acabó calcinado), que la semana pasada hubo una «gran pelea» en la zona de la parada de taxis y que el ambiente ha empeorado porque han abierto una sala de juegos. Pide, por todo ello, «más presencia policial, sobre todo de noche» y también «más unión entre los hosteleros» para luchar juntos por un mejor ambiente en Castilla-Hermida.
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