Un viaje por el mundo sin salir de El Sardinero
El tradicional evento solidario abrió este miércoles sus puertas con presencia de puestos de los cinco continentes
Desde este miércoles y hasta el próximo 7 de septiembre, el aparcamiento de los Campos de Sport de El Sardinero se transforma en un punto ... de encuentro multicultural. Y es que aquí, en unos pocos metros, uno puede testar lo mejor de la artesanía dominicana, los tejidos y joyas de Egipto y Marracketch, tomarse un mate en el puesto de Paraguay, saborear un 'jibarito de ropa vieja' puertorriqueño y, para quienes les guste lo exótico, una hamburguesa de cocodrilo en el estand de Sudáfrica. Casi nada, y todo ello amenizado con música de diferentes estilos procedentes del gran escenario que durante esta mañana seguían montando para acoger esta noche un tributo especial a la banda Dire Straits. El jueves se homenajea a U2, otro grupo legendario.
Cuando este periódico inició su recorrido, se acababa de inaugurar el XVIII Festival Intercultural de las Naciones por parte de la alcaldesa y el responsable del evento, Sergio Frenkel. Pese a estar en las primeras horas, ya se veía movimiento de gente, aunque se espera más los fines de semana: «Los partidos del Racing tiran mucho», tanto de personas de los países representados residentes en Santander, que aprovechan la presencia de sus productos en la feria para acudir a saborearlos, como turistas y público local. Ese es el caso de José, que visita junto a sus hijos el festival: «Nos gusta mucho, venimos todos los años y notamos que esta vez hay más puestos». Al ser santaderinos, ya están acostumbrados, pero entre la gente de fuera sorprende el panorama, como a un grupo de madrileños que han aparecido allí «por casualidad» y se han topado con la carne de zebra.
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Entre los puestos donde se expone una parte del folclore de cada país está el de Rolando Agüero, que viene de República Dominicana. Aquí hay espacio para todo tipo de piezas que trae desde su taller, desde grandes ceniceros de puros, vasos de madera para chupitos hasta unas muñecas decorativas sin rostro «para mostrar la multiculturalidad de mi país», afirma. Cerca de allí hay puestos de tejidos egipcios y turcos, otro de camisetas que combinan anime japonés con rock, y de chocolate azteca, que según cuenta Guillermo, su propietario de origen mexicano, tiene unas propiedades milagrosas para los diabéticos, quienes acuden en masa a probarlo.
Cambiando de zona, está el área puramente gastronómica donde se encuentran las casetas de Argentina y Alemania, de la misma empresa propietaria, a cargo de Eugenio y Agustín, con sus cervezas, salchichas y churrascos. También merece la pena pasarse por la de Perú, donde destacan las alitas de ceviche o el de Colombia, cuya responsable, Dorian Rivera, dice que uno no se puede marchar sin probar las famosas arepas. Para terminar el día, están los postres. Las propuestas no faltan, desde creps belgas hasta 'El Postre de Drácula', llegado directamente desde Rumanía.
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