Mónica Pérez Pardo
La directora del centro de día especializado en atender a personas que sufren esta enfermedad habla hoy en Santander sobre cómo deben afrontar familiares y cuidadores la patología
Mónica Pérez Pardo es psicóloga y directora del centro de día que dispone la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer (AFA) en Cantabria. Vicepresidenta ... también de este colectivo, se encarga de ayudar a sobrellevar el trauma que conlleva una noticia así a los seres queridos de los pacientes. Hoy, viernes, participa en un coloquio, a las 20.00 horas, en la jornada de solidaridad que se celebra en el Mercado de la Esperanza de Santander bajo el lema 'El alzhéimer, cuidados y cuidadores'.
-¿Por qué hace falta un Día Mundial del Alzhéimer -se conmemora cada 21 de septiembre-?
-Porque sirve para que en los medios de comunicación y en todas partes se ponga el foco en la enfermedad. No solo a nivel social, sino también político. Es algo que nos afecta a todos.
-¿Qué es lo más duro para las familias cuando les llega este diagnóstico?
-El cuidado. Una noticia así es un jarro de agua fría. Todos hemos oído hablar de la patología, pero realmente no sabes lo que supone cuidar y atender a una persona hasta que lo tienes en casa.
-¿De qué manera se puede ayudar mejor a los cuidadores a sobrellevar la enfermedad en sus hogares?
-El asesoramiento es fundamental desde nuestro campo. Tienen que poder entender cómo funciona para ir actuando en cada momento. Y que los familiares no los cuiden en solitario. Debe haber un reparto de responsabilidades en el cuidado.
«El cuidador tiene el derecho de pedir ayuda y el resto, instituciones o personas cercanas, debe dársela»
-¿Cuáles serían las tres claves para cuidar a una persona enferma que puede llegar a no reconocer a sus propios hijos?
-La primera y más importante es pedir ayuda, porque si no va a terminar arrastrando a la persona que está al lado de ellos. La segunda es la comprensión. A las personas les va acostar asimilar el cambio entre la persona que conocían y en la que se ha convertido, por lo que necesitan entender el proceso. Y la tercera, que todo el mundo la dice pero es difícil de conseguir, es la paciencia.
-En los últimos años ha habido una evolución en la divulgación sobre el alzhéimer, ¿en qué medida ayuda esto a afrontar estas situaciones en casa?
-Hay mucha más divulgación, pero falta apoyo institucional. Para 2050 se calcula que los casos de alzhéimer se van a triplicar. Una avalancha de gente enferma sin cuidadores, vamos. Hay conocimiento, pero hay demasiada inacción.
-Aún con más conocimiento, ¿sigue habiendo mitos o estereotipos que hay que combatir?
-Sí. Por ejemplo, se tiene en la cabeza que todos los enfermos de alzhéimer son agresivos, pero eso no es así. También hay muchos que piensan que la patología solo consiste en que se olvidan las cosas. Pero es mucho más. Ha avanzado el conocimiento, pero no sobre cómo actuar o cuidar. Y yo siempre se lo digo a los cuidadores: solos no, porque cuando atienden a una persona con esta enfermedad en solitario, afrontan una carrera de fondo. Igual ahora tienen fuerzas, pero esto suele durar años.
-¿Puede llegar a haber rechazo entre las familias por no reconocer a la persona enferma?
-Sí, en muchos casos se dinamitan familias. Pero sobre todo es entre ellas por la falta de acuerdo sobre cómo actuar ante el diagnóstico.
-¿En qué mensaje le gustaría insistir en su charla?
-Sobre todo en la importancia para los cuidadores de buscar ayuda, porque si no puede suponer una factura muy grande. En torno al 60% o 70% acaban con problemas de salud física o mental. El cuidador tiene el derecho, pero más importante, tiene también la obligación de pedir ayuda. Y el resto, instituciones o personas cercanas, debe dársela.
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