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Participantes en el Taller de Comunicación, incluido en el programa STARTinnova, celebrado en las instalaciones de EL DIARIO MONTAÑÉS.
«La palabras curan y matan»

«La palabras curan y matan»

Santiago Salazar, director académico del Grado en Periodismo y Redes Sociales en Cesine, ha impartido un Taller de Comunicación

marta gutiérrez r.

Jueves, 23 de marzo 2017, 19:50

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Partiendo de la base de que todos comunicamos aunque no queramos, lo suyo sería conocer que hacemos bien y que no, para corregir esta última parte. En STARTinnova, Santiago Salazar, Director Académico del Grado en Periodismo y Redes Sociales en el centro universitario Cesine, ha impartido un Taller de Comunicación para que los jóvenes participantes en el programa tomen consciencia de que tan importantes son sus ingeniosas ideas emprendedoras como la forma de transmitirlas. El discurso es fundamental. Un buen comunicador tiene que contagiar la pasión en su mensaje. Ese es el punto de partida para establecer conexión con el público. La receta del éxito incluye otros ingredientes tales como: credibilidad, naturalidad, humildad y apertura.

Salazar lo tiene claro "hay que ser positivo" ese es un buen punto de partida para comunicar. El resto pasa por un análisis de las cualidades de cada uno, para potenciarlas y trabajar las debilidades. "Gestionar la comunicación es muy difícil, siempre cometemos errores de los que debemos aprender para no repetirlos" explica para añadir que "todo en la vida es comunicación, comunicamos aunque no queramos", así que ya que no hay forma de escapar de este ritual de interacción social, lo suyo sería prestarle la atención debida. Muchas veces la vida nos va en ello. En lo que se dice y en lo que no. Santiago insiste en este sentido "las palabras curan pero también matan". Quiere dejar claro el poder que tienen y que pueden lograr que se roce la gloria o el más estrepitoso de los fracasos. Y eso sin tener en cuenta que a veces no hay mensajes mal expresados sino mal interpretados.

No hay que relajarse porque a la hora de hablar de comunicación se pasa por alto el peso que tiene el lenguaje no verbal, que resulta muy delatador. Todo cuenta aunque parezca que no. Desde la posición de los brazos hasta las piernas. Por supuesto, ni que decir tiene la expresividad de la cara que es el espejo del alma.

El profesor ha querido estimular a los jóvenes y lo ha conseguido. Les ha motivado conectando con ellos. El dinamismo de las sesiones del taller han sido un claro ejemplo de feedbak. Les ha dado unos consejos que, seguidamente, tenían que poner en práctica.

Como autores de sus proyectos parten con la ventaja de tener medio camino andado. Conocen sus trabajos y eso les infunde una pasión innata al presentarlos porque dominan el tema. Lo único que tienen que hacer es ajustarse al tiempo para lograr los objetivos que se marcan, y hacerlo siempre teniendo muy presente al público al que se dirigen.

Para la exposición de sus ideas deben apoyarse en aquellos materiales y documentación que necesiten para llevar a buen puerto su discurso. Todo lo que resta es ensayo. Grabarse ayuda para detectar los fallos y subsanarlos.

También hay técnicas que ayudan a la vocalización. Utilizar un bolígrafo en la boca para leer ayuda a ejercitar los músculos faciales, lo que genera una mayor soltura posterior.

Una buena presentación se mide por la calidad del mensaje ajustado al tiempo que se tiene. Tan malo es quedarse corto de contenido como excederse en oratoria. Los jóvenes emprendedores bien lo saben. Los diez clasificados para la final tienen para la defensa de sus proyectos un tiempo máximo de 10 minutos. En ese margen tienen que conectar con un Comité de Expertos para hacerles ver todo el potencial que tienen sus ideas emprendedoras. Todo un reto ante ellos, el último, y lo van a superar.

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