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Carlos Osoro recibe el saludo de algunos de los asistentes que llenaron ayer el salón de actos del IES Marqués de Santillana.
"Los mejores años los pasé en la parroquia  de La Asunción, mi primer destino pastoral"

"Los mejores años los pasé en la parroquia de La Asunción, mi primer destino pastoral"

El cardenal Carlos Osoro recorre, a través de fotografías, su trayectoria en la Iglesia con especial recuerdo de sus inicios en Torrelavega y su infancia en Castañeda

David Carrera

Miércoles, 17 de mayo 2017, 19:03

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'Una vida en imágenes'. Así se presentó ayer el encuentro en el que el cardenal Carlos Osoro repasó su trayectoria profesional en la Iglesia con un recuerdo especial para su primera etapa como cura en Torrelavega y la infancia vivida en Castañeda, donde nació hace 72 años. El arzobispo de Madrid clausuró este martes el ciclo de conferencias de la Asociación Amigos de Torrelavega ante un aforo que llenó el salón de actos del instituto Marqués de Santillana y que disfrutó por espacio de algo más de una hora de una cercana y agradable tertulia conducida por el periodista y director de El Diario Montañés, Íñigo Noriega. El cardenal, al que los asistentes recibieron cantando el 'cumpleaños feliz' por su 72 aniversario, reconoció que "nunca antes" lo había celebrado "de este modo", al tiempo que se detuvo con nostalgia en aquellas fotografías relacionadas con el inicio de su carrera en la parroquia de La Asunción. "Los mejores años de mi vida los pasé en Torrelavega coincidiendo con mi primer destino como cura", apuntó.

De la época de La Pajarera a Roma, pasando por Orense, Oviedo y Valencia

  • Recién ordenado sacerdote en Santander, el primer destino de Carlos Osoro fue la parroquia de La Asunción, en Torrelavega allá por el año 1973. Allí, junto a otros curas se decidió a crear y a impulsar la Casa de los Muchachos, un proyecto que tomó como suyo el cardenal poco después de llegar y en el que logró que la comunidad eclesiástica y la sociedad de la capital del Besaya se implicaran activamente.

  • Poco después, como rememoró ayer durante su participación en los Encuentros 2017 de la Asociación Amigos de Torrelavega, se decidió por crear un espacio de acogida para los jóvenes La Pajarera, ubicado junto a la parroquia donde los pájaros anidaban. Más tarde llegaría el momento de salir a Orense, luego a Oviedo y Valencia, y finalmente la llamada de Roma para convertirse en cardenal.

  • Como destacó el martes el presidente de la asociación Amigos de Torrelavega, Ildefonso Calderón, monseñor Osoro es recordado en Torrelavega "por generar en la ciudad una corriente de solidaridad, humanismo y concordia desde la perspectiva evangélica". Además emprendió una acción social de protección a la infancia y a la juventud en situación desfavorecida que, en su mayor parte, aún continua vigente en Torrelavega.

  • Y es que Carlos Osoro, según explicó el martes al ver las fotografías de la época de La Pajarera, llegó a su primer destino pastoral en Torrelavega con una idea clara "Anunciar a Cristo a los jóvenes y conducirlos hasta Él". Para eso, remodeló un local aledaño a la parroquia, donde antaño anidaban los pájaros, y lo abrió a todos los jóvenes de la localidad (no sólo a los de catequesis). Con ellos vivió pascuas juveniles, retiros, campamentos, campos de trabajo, un coro Así nació La Pajarera, un grupo del que, además de adultos comprometidos en diferentes ámbitos de la sociedad civil, surgieron otras vocaciones que aún hoy siguen vigentes. Pero los momentos más importantes los organizaba en torno a la Eucaristía. "Algunos domingos, celebrábamos la misa de forma un poco especial

Antes, se detuvo también con cariño en los primeros años de su vida con su "querida" 'Tatina' en su localidad natal de Castañeda, lugar al que dijo que acude "siempre que vengo de visita a Cantabria para acercarme a la Colegiata".

Osoro recordó cómo llegó, de joven, a la parroquia de la Asunción, una comunidad en la que Cáritas jugaba un papel muy importante. Según explicó estaban "especialmente sensibilizados con los menores". "En los años 70, los sacerdotes que trabajaban en esta parroquia estaban muy preocupados por los menores que deambulaban por Torrelavega. Fue entonces cuando se decidió crear la Casa de los Muchachos, un proyecto en el que nos implicamos poco después de llegar", añadió.

Una iniciativa, orientada por Cáritas, que hoy monseñor Osoro celebra que siga funcionando. Era un piso de acogida donde convivían los jóvenes. Osoro se responsabilizó de los chicos y una serie de voluntarios le ayudaban. Meses después de hacerse cargo de este proyecto, el arzobispo de Madrid tuvo una nueva idea, crear un espacio de encuentro para todos los jóvenes con el nombre de 'La Pajarera', llamado así porque, como relató, "habilitamos un espacio colindante a la parroquia donde anidaban los pájaros".

No sólo acudían chicos asiduos a la vida parroquial, sino que estaba abierto para la juventud del pueblo. Se organizaban retiros, campamentos, charlas... "fue un lugar de encuentro que conseguía sacar a los chicos de las calles", afirmó Osoro. Una iniciativa que para el arzobispo aún hoy tiene vigencia porque a su juicio "la inversión más importante para un país es la de los jóvenes". Además, considera que se trata de una apuesta que tiene su "claro ejemplo" en el Evangelio en la figura de San Juan, que "era un adolescente".

También recordó a otras personas con las que coincidió en la capital del Besaya, como el actual presidente de Amica, Tomás Castillo -presente ayer en el acto- que, según Osoro, "nos hizo ver que lejos de nosotros hay muchas familias que nos necesitan". Bajo el lema 'Si tienes, da, y si necesitas, pide', el cardenal resaltó la "gran labor" que aquellos jóvenes realizaron en torno a la parroquia y que "en hoy en día debe continuar".

"Unos momentos entrañables -rememoró- en los que no faltaba una guitarra en aquellas reuniones y en aquella misa que daba los domingos por la noche y que se llenaba de muchachos que venían a hablar y a pasar un buen rato". Ese mensaje de apoyo y confianza en la juventud, según Osoro, es "también clave ahora para la Iglesia", tal y como destaca el papa Francisco, que "insiste en que preguntemos a los jóvenes qué es lo que ellos quieren". "Fueron años en los que empecé a creer en los jóvenes", agregó.

Años de juventud con cursos de catequesis en Torrelavega de hasta 300 niños y veranos en los que Carlos Osoro relata que iban "a la playa de Los Locos, en Suances, y Don Teodosio me decía: 'está bien, ve pero no olvides el alma'", y así "poco a poco fuimos levantando la Casa de los Muchachos". En ese repaso a su trayectoria vital, el arzobispo de Madrid tuvo palabras de cariño para sus padres, a los que "agradezco la vida que me han dado".

Incluso se acordó de sus colaboraciones con este periódico cuando "iba todos los viernes a la redacción de El Diario Montañés para entregar en mano mi carta". En este sentido, destacó que el papel de los medios de comunicación "de todos, es fundamental para la evangelización", a pesar de que "ahora hay muchas más herramientas a través de internet". Es su caso, que confesó que cada día escribe un mensaje en Twitter, pero de todos el que más le gusta es el que dice: "Rezad por mí". "En la actualidad hay otras formas y otros medios para comunicarse, pero sea cual sea, la Iglesia tiene que aventurarse con estas nuevas tecnologías y adaptarse a las nuevas formas de vivir y de los tiempos", subrayó.

Pasada la época de Cantabria, Osoro también se detuvo en su etapa en Orense, de donde reconoció que le costó salir a su nuevo destino en Oviedo. Siendo obispo de Orense tuvo un encuentro especial con el papa Juan Pablo II al que preguntó: "¿Qué tengo que hacer para ser obispo? Y me contestó: 'Quiere mucho a la gente". Y es el consejo, que según el cardenal, ha seguido "hasta ahora", pasando después por la capital del Principado, llegando a Valencia y "hasta aquí" pero "siempre y por encima de todo, con un recuerdo muy especial para mi tierra natal".

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