Barreda celebra medio siglo de lucha vecinal
Los vecinos del Salvador y Santo Domingo festejan cincuenta años de asociacionismo con música y una paella multitudinaria en los soportales de la plaza. «El barrio tira mucho»
«El barrio tira mucho, vaya que si tira», dice Nando Ruisánchez, feliz de poder disfrutar por fin, jubilado como está ya de la hostelería, ... de una comida fraternal con sus vecinos como la organizada ayer por la Asociación del Salvador y Santo Domingo, la más longeva de Torrelavega, que quiso festejar con una paella y música en directo sus cincuenta años de lucha vecinal. Fue una cita multitudinaria, con alrededor de 280 comensales confirmados, que colgó el cartel de 'no hay tiques' para degustar una ración del arroz servido en los soportales de la plaza, el corazón del barrio.
La comida popular dio comienzo sobre las dos y media, pero a mediodía Nando y sus convecinos se esmeraban ya acomodando los caballetes, y el Grupo Recuerdos ensayaba estupendas versiones de Fito y de los Beatles. En la tarea de grapar los manteles a las mesas estaba en ese momento Manuel Ortiz, presidente de la asociación, y ayer uno de los más reclamados de la fiesta. O le buscaban para saber dónde faltaban sillas, o le preguntaban por las tijeras para cortar un mantel o por el contenido del discurso que iba a dar antes de la comida. El presidente lo tenía ya impreso. Comenzaba con un «gracias».
A sus 87 años y al frente de la asociación desde 1983, puede decirse que el movimiento vecinal no tiene ya muchos secretos para Manolo Ortiz. «Hay que tener vocación, ser constante, no es fácil». En un aparte en medio de los preparativos, Ortiz repasó la historia del barrio, que de algún modo es la suya. La asociación la fundó el 13 de enero de 1975 Juan Maura Alonso, a quien también se rindió ayer un pequeño homenaje. «Fue un hombre muy luchador».
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Unos años después, Ortiz tomó las riendas del colectivo y se puso a pelear por lo más básico: aceras, red de alcantarillado, asfaltado... Se propuso, según destacó después en su discurso, conseguir una «buena calidad de vida» para todo el barrio. No le importó «tirar de pala y picachón», codo con codo con vecinos que después de trabajar se dedicaban a colocar tubos y adoquines. Tampoco le importó acudir a los registros y despachos de las Administraciones –el convenio con López Marcano fue importante, recordó– para reclamar mejoras. «Tuvimos que apechugar. Todos trabajábamos con gran ilusión».
Con el tiempo, se fueron tachando objetivos de la lista. Ortiz los repasó ante sus vecinos y ante los miembros de la Corporación municipal que compartieron con ellos paella, vino, gaseosa y postre. Esos logros pasan por el asfaltado de las calles del Salvador y Santo Domingo, así como la pintura de sus casas; parques infantiles; alumbrado; la rotonda del puente de los Italianos; la reforma integral de la iglesia; los contadores de agua fuera de las viviendas... Ortiz también dio las gracias a quienes le precedieron en el cargo: el citado Maura, Ricardo Bedia o Benigno Caviedes, y su discurso también sirvió para conmemorar el monumento al trabajador ubicado en medio de la plazuela.
¿Y cómo ve ahora el barrio el líder vecinal? «Bien, pero necesita ya empezar a mejorar otra vez», responde y menciona, entre otras cosas, el vial Viveda-Duález o los arcos de la plaza donde se celebró ayer el 50º aniversario de esta asociación de vecinos. Ellos eran los protagonistas: María Antonia Marcos, Nando Ruisánchez, Camelia Pascual y tantos otros residentes que ayer se saludaban con efusividad en los soportales. «Viene mucha gente que ya no vive aquí, pero que quiere encontrarse con compañeros de colegio, con conocidos...», contó Marcos.
Fue una jornada festiva que no pudo empañar la desaparición, la noche previa, de ocho caballetes y tres tablones. Los vecinos han dado parte a la policía. «Ha sido un disgusto, pero nos hemos arreglado bien», aseguró Ortiz con la grapadora en la mano.
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