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Parte de los niños inscritos en la categoría infantil del campamento junto a los monitores. Luis Palomeque

El Campamento Urbano de la Fundación Amigó en Torrelavega arranca con 150 niños inscritos

El programa se divide por primera vez en dos turnos: uno para niños de Primaria y otro para adolescentes de Secundaria

Laura Masegosa

Torrelavega

Lunes, 14 de julio 2025, 14:05

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Torrelavega ha dado este lunes a el pistoletazo de salida a la XXVI edición del Campamento Urbano del Servicio de Orientación y Ayuda al Menor (SOAM), un programa impulsado por la Fundación Amigó en colaboración con el Ayuntamiento, que cada verano convierte las calles, parques y rincones naturales de la ciudad en un gran escenario de convivencia, aprendizaje y juego. Este año, la gran novedad es la división del campamento en dos turnos diferenciados por edades: uno para los más pequeños, del 14 al 25 de julio, y otro para los adolescentes, del 29 de julio al 8 de agosto.

Durante el acto de bienvenida, el concejal de Bienestar Social, Alberto Rubio, ha dirigido unas palabras sencillas pero claras a los participantes: «A los que llevan las camisetas azules, obedecedles. Eso es lo primero. Y lo segundo: pasadlo bien, porque estos días son para disfrutar». El edil se ha referido también a la flexibilidad del programa en caso de lluvia, destacando el compromiso de los monitores por adaptarse a cualquier circunstancia.

Con un total de 150 menores inscritos —87 en el grupo infantil y 63 en el juvenil— la Fundación Amigó ha decidido este verano segmentar las edades para poder ofrecer propuestas más ajustadas a las necesidades de cada etapa vital. «Cuando juntamos a pequeños y mayores, los pequeños requieren más atención, y los mayores quedan en un segundo plano. Creemos que los adolescentes también merecen un tiempo de calidad y actividades que encajen con sus gustos», explica Candela Álvarez, psicóloga del equipo educativo.

El campamento mantiene su esencia: ofrecer un ocio educativo en contacto con el entorno urbano y natural de Torrelavega, con actividades variadas como gymkanas, deportes, rutas, juegos y talleres. El grupo de mayores, por ejemplo, arranca el 29 de julio con la práctica de deportes en Sniace y al día siguiente disfruta de una jornada de piscina. El 31, harán la tradicional ruta a Suances y dormirán en el pabellón Pérez Pachín, una de las experiencias más esperadas por los chicos y chicas. No faltarán el paddle surf, la ruta al Dobra, el día de Humor Amarillo —donde los disfraces y las manchas son parte del juego— y la fiesta final tipo Holy, con camisetas, color y mucha emoción.

Por su parte, los más pequeños también vivirán un verano intenso, con días temáticos como la gymkana Minecraft, juegos en el pabellón, talleres, disfraces, y la posibilidad de dormir también una noche fuera tras la excursión a Suances. Las actividades están pensadas para promover la autonomía, el respeto, el compañerismo y la diversión compartida, sin dejar de lado la seguridad. Por ello, los monitores —identificados por sus camisetas azules— han sido en su mayoría educadores habituales del SOAM, a los que se han sumado dos nuevas contrataciones y un grupo de voluntarios que ya habían participado en ediciones anteriores.

«El voluntariado es esencial para que esto funcione», señala Candela Álvarez. «No siempre tenemos recursos para contratar a toda la gente que nos gustaría, pero muchos vuelven porque les gusta, porque conocen el proyecto, y porque con ellos ganamos ojos y manos. Algunos vienen un día, otros una semana… siempre son bienvenidos».

El campamento se desarrolla de lunes a viernes, en horario de 10.00 a 17.00 horas. El punto de encuentro es la plaza Baldomero Iglesias, más conocida como Plaza Roja, donde cada mañana se inicia la jornada y donde las familias recogen a los participantes por la tarde. Cada niño y niña trae su propia comida, salvo en los días señalados en que el campamento la facilita, y el precio de inscripción se ha mantenido en 30 euros, buscando que la participación sea accesible a todas las familias.

Entre los asistentes, hay quienes ya consideran esta experiencia como un clásico del verano. Juan José, uno de los niños participantes, lo resume con entusiasmo: «Es mi tercer año y es el plan que más me gusta del verano. Lo espero con muchas ganas siempre».

Con la mirada puesta en los valores educativos y la inclusión, el campamento urbano del SOAM continúa consolidándose como una iniciativa clave del verano torrelaveguense. Una cita donde la infancia y la adolescencia encuentran un espacio seguro para jugar, crecer y compartir.

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