Enrique Tezanos bate un nuevo récord en el velódromo
El vecino de Barreda, de 83 años, ha recorrido 300.000 kilómetros dando vueltas a la pista desde 2001
Enrique Tezanos ha batido un nuevo récord en el velódromo del complejo deportivo Óscar Freire. El vecino de Barreda, de 83 años, ha recorrido 300. ... 000 kilómetros dando vueltas a la pista con su vieja bicicleta desde 2001. Un cartel y su camiseta lo recuerdan. Metódico y testarudo, Tezanos no solo tiene contabilizados los kilómetros, sino también las horas, los días, el número de pedaladas... Además, realiza otras actividades, como esculpir figuras en los arbustos de su jardín (cestas, patos...), cultivar el huerto, realizar labores con madera (rabeles, bastones, albarcas...) y elaborar alimentos ecológicos (envasado de tomates, pimientos, mermeladas, orujo, pacharán...).
Tezanos ya fue noticia cuando se propuso superar los 200.000 kilómetros, hace una década, y ya entonces dijo que era de los que consiguen lo que se proponen. Nació en Arenas de Iguña, pero le cansaban las tareas del campo y decidió bajar en tren a aprender un oficio en Torrelavega: ebanista. Empezó en un «talleruco» en La Llama y terminó jubilándose en el año 2000 en una empresa de la misma familia, Muebles Muriedas, cerca de la casa que comparte con su mujer, con la que se casó hace 57 años y formó una familia. Tienen un hijo y una nieta que «nos da mucha alegría».
Tras aburrirse de «salir a andar», empezó a pedalear en el velódromo el día de Reyes de 2001, con el fin de «bajar la barriga», puesto que, confiesa, le gusta comer. Su primera bicicleta era de montaña y ha tenido otras, ya de carretera, pero siempre de segunda mano. «Tengo todo en contra, la edad y la herramienta», señala jocoso. Al velódromo va todos los días por la mañana, unas tres horas, y solo descansa si llueve. Dice que hay buen ambiente ciclista: «Me llaman el viejo o el abuelo, y hablan mucho de fútbol y política, hay mucho cachondeo». Prefiere la pista a la carrera, porque «hay mucho tráfico y tengo miedo».
Enrique presume de buena salud y que toma todos los días chocolate y leche condensada. Tiene contabilizadas las tabletas, las latas... «Me gusta hacer las cosas bien», afirma. También presume de huerta, aunque «este año se me han jodido los tomates». «Los suelo envasar, lo mismo que los higos o los pimientos, para luego regalarle tarros a los amigos». También hace bastones y los cuenta, para que «no me los vuelvan a pedir».
Lo que ha dejado de hacer es esculpir figuras en los arbustos de su jardín porque «no daba abasto». «Tenía cestas -explica-, patos, pavos reales..., más de treinta figuras, y tenía que estar encima, podando a todas horas, hasta que no pude más. Lo hacía de rodillas, tumbado... y de tanto podarlos se estropeaban».
Enrique batió su último récord en el velódromo en julio y allí sigue. Sus retos no tienen fin, lo mismo que sus apuntes. De momento, lleva 7,4 vueltas al mundo.
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