La Policía Local de Torrelavega recibe la Medalla de Oro de la ciudad con el plante de los agentes
De los 26 agentes llamados a recoger distinciones solo cuatro acudieron al Teatro Concha Espina, evidenciando el descontento de la plantilla en conflicto con el Ayuntamiento
Torrelavega celebró este martes la festividad de San Miguel con un acto institucional de alto simbolismo: la entrega de la Medalla de Oro de la ... Ciudad a la Policía Local por su 150 aniversario. La jornada combinó la misa en la Virgen Grande, el acto de distinciones y la ceremonia de la medalla en el Teatro Municipal Concha Espina. Sin embargo, lo que debía ser una celebración solemne y unánime quedó empañada por la escasa asistencia de agentes y la imagen de un auditorio con la mayoría de sus butacas vacías.
En el apartado de reconocimientos individuales, estaban llamados 26 policías locales a recoger sus distinciones. Solo cuatro acudieron. La ausencia fue notoria, tanto como el vacío en la platea, donde se esperaban decenas de uniformes y, en su lugar, solo se vieron representantes políticos, familiares, algunos jubilados y solo una decena de agentes en activo. La postal final resumió el contraste entre el homenaje oficial y el malestar profundo que atraviesa la plantilla.
Un año «complicado»
El concejal de Seguridad, Pedro Pérez Noriega, no esquivó el conflicto. En su discurso reconoció que este ha sido «un año especialmente complejo» y agradeció expresamente a los policías que asistieron «a pesar de las discrepancias». Subrayó que «los debates laborales deben discutirse en una mesa y no en este acto», en alusión a las protestas sindicales que desde hace meses marcan la relación entre el gobierno local y los agentes. Pérez Noriega insistió en que, pese a las diferencias, la institución «se merece» tanto el reconocimiento anual del patrón como la celebración de su 150 aniversario. Además, recordó al agente Miguel Ángel Calleja, fallecido de forma repentina en 2024.
El alcalde, Javier López Estrada, centró su intervención en la trascendencia histórica de la Policía Local. Señaló que la medalla «no solo es una muestra de lo que hemos recibido sino de la responsabilidad de mantenerlo» y evocó episodios en los que el cuerpo desempeñó un papel clave, como la tragedia de Machichaco, el derrumbe del dique en Reocín o la pandemia del covid. «Sin seguridad no hay convivencia posible», afirmó, antes de destacar las vocaciones de servicio público como pilares sobre los que se sostiene la sociedad.
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«Esta medalla es un gesto que sentimos como un abrazo, un honor inmenso y una responsabilidad de orgullo»
Enrique Sáez
Jefe de Policía Local
El jefe de la Policía Local, Enrique Sáez Trigueros, recogió la medalla junto al exjefe Alejandro García y el subinspector José Antonio Bolado. Trigueros calificó el día como «histórico» y aseguró que la distinción es «un honor inmenso y una responsabilidad de orgullo». «Esta medalla es un gesto que sentimos como un abrazo de toda la ciudad», declaró, agradeciendo la entrega diaria de sus compañeros y recordando a quienes construyeron la institución en generaciones pasadas.
La directora general de Seguridad y Protección Ciudadana del Gobierno de Cantabria, Ana Mónica Escobedo, quiso subrayar la importancia de la Policía Local como «primer recurso ante cualquier emergencia» y destacó la labor discreta que facilita el trabajo del resto de cuerpos. La concejala de Comercio y Turismo, Cristina García Viñas, presentó un vídeo conmemorativo que repasó los 150 años de historia del cuerpo antes de dar paso a la entrega de la Medalla de Oro.
El acto concluyó con la interpretación del Coro Santa María de Solvay de Cuando un amigo se va, en recuerdo a los agentes fallecidos. Fue uno de los momentos más emotivos de la jornada, aunque la emoción no consiguió borrar la sensación de vacío que había presidido la sala.
En el pequeño lunch posterior, varios asistentes coincidían en un mismo comentario: «es una pena que se celebre en estas condiciones». La frase resumía la paradoja de un día que debía ser de celebración pero acabó convertido en un reflejo del distanciamiento entre el Ayuntamiento y la Policía Local.
La ausencia masiva de la plantilla, anunciada de antemano por el sindicato APLB como gesto de protesta, terminó por materializarse en la imagen de un Teatro Concha Espina desangelado, con la mayoría de sus butacas vacías. Lo que debía ser un homenaje unánime a 150 años de historia se convirtió en una nueva muestra visible de un conflicto que sigue abierto.
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